Es difícil para nosotros ver alguna utilidad práctica en las instrucciones que encontramos en Levítico 13-15 sobre la lepra y otras impurezas en personas y objetos. Hubo que ejercer sumo cuidado cuando esta enfermedad aparecía. Los responsables de supervisar el cuidado de los enfermos era el sacerdote. Recordarás que cuando Jesús sanó a 10 leprosos los mandó al sacerdote para certificar la curación.
La lepra es comparada a veces con el pecado.
El Dr. Guzik en este artículo dice:
La lepra es como el pecado en muchos sentidos. Hay muy buenas razones del porque muchos antiguos rabinos consideraban a un leproso como si fuera alguien que ya estaba muerto. La lepra es como el pecado ya que:
· Comienza como si fuera nada.
· No produce dolor en su primera etapa.
· Crece lentamente.
· A menudo se estanca por un momento y luego regresa.
· Adormece los sentidos – uno no puede sentir en el área afligida.
· Causa decadencia y deformidad.
· Le da a la persona una apariencia repulsiva.
Tenemos un ejemplo en el Padre Damián de Hawái, de alguien que se ocupaba de los leprosos y se contaminó y murió de la enfermedad.
Pensamiento para hoy: los pequeños vicios tienen vida propia y se propagan. Como la maleza del huerto, hay que tomar todas las medidas para eliminarlos
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