Jeremías 49:23-50:46 (Versión La Palabra)
Cuando Jesús habló con sus discípulos sobre la traición de Judas, explicó, Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy. (Juan 13:19). Ésto es uno de los propósitos del ministerio de los profetas, ayudarnos a creer. De hecho la prueba del profeta era el cumplimiento de sus palabras (Deuteronomio 18:22). Profetas como Jeremías perduran porque han señalado con antelación hechos que luego forman parte de la historia. Babilonia arrasó en Siria, como en tantos otros lugares.
Y el círculo se completa. Babilonia (c 50) llega también a su destrucción. El martillo que machacaba a las naciones (50:23-25) tiene fecha de caducidad. Aunque Babilonia es la cabeza de oro (Daniel 2:38), el único reino que va a perdurar es el reino del Mesías (Daniel 2:44).
Y este mismo profeta, Jeremías, que proclama tanta denuncia de los pecados de Israel, ahora prevé el momento (50:20) cuando será imposible encontrar en este pueblo ningún pecado. Como dice Zacarías 13:1, En aquel tiempo se abrirá un manantial, para que en él puedan lavar sus pecados y su impureza los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén.
Eso es el plan de Dios para su pueblo escogido y también para nosotros. 1 Juan 1:7, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
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