Jeremías 48:1-49:22 (Versión La Palabra)
Naciones vecinas
Nada puede quedar igual, con la destrucción de Jerusalén. El mensaje que Dios da a Jeremías en estos capítulos toca con detalle a las naciones vecinas, que a su vez tienen parentesco con Israel.
Moab y Amón descienden de Lot el sobrino de Abraham. Edom es el territorio de Esaú el hermano de Jacob. En la siguiente lectura seguiremos viendo como Dios trata con otras naciones. Me hace pensar en el Salmo 2, donde se juntan las naciones con el fin de librarse de los limitaciones que Dios les impone. Para Dios es un chiste y se ríe. ¿Sigue Dios con todo ese poder en el siglo 21?
Alguna de estas naciones se ha burlado de Israel (48:27), y ahora les toca el mismo trato. A Dios no le gusta que nos riamos cuando alguien sufre, aunque sea nuestro enemigo.
No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece; (Proverbios 24:17).
Toda la venganza corresponde a Dios, y no a nosotros. Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE, dice el Señor (Romanos 12:19). El no vengarnos es definitivo. No admite el aliarnos con los que toman la venganza en sus manos. El no vengarnos indica nuestra gran confianza en un gran Dios para que asuma la responsabilidad.
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