Pedro no ha sido tan prolífico escribiendo como Juan o Pablo. 2 epistolitas donde nos comunica el mensaje de su corazón. Y aquí en 2 Pedro 3 es donde lo resume todo. ¿Qué es lo que expresa su gran corazón hacia esas preciosas ovejas (1 Pedro 5:2)?
1. Que Jesús va a regresar y que estemos preparados. Los que cuestionan esto son burladores que quieren vivir de una manera desenfrenada. V 12 - 12- Esperad la llegada del día de Dios, y haced lo posible por apresurarla.
2. Que tengamos la perspectiva de Dios. Es admirable el cambio que ha experimentado este discípulo que figuraba entre los que le preguntaron a Jesús, Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel? (Hechos 1:6). Hay un importante motivo por el aplazamiento de ese reino.
3. Nos toca a nosotros, por nuestra manera de vivir y de comunicar el Evangelio, hacer los preparativos para la venida de Jesús. El pensamiento central va en el versículo 9: Lo que sucede es que tiene paciencia con vosotros, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios. El pescador por excelencia quiere que sigamos pescando.
4. Pedro afirma que Lo que escribe Pablo es importante, que está al nivel de las Escrituras del Antiguo Testamento.
El regreso del
Señor
3:1-
Esta es, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. En las
dos, con mis consejos, he tratado de haceros pensar rectamente. 2- Acordaos de
lo que en otro tiempo dijeron los santos profetas, y del mandamiento del Señor
y Salvador, que los apóstoles os enseñaron. 3-
Sobre
todo tened esto presente: que en los días últimos vendrá gente que vivirá de
acuerdo con sus propios malos deseos y que, en son de burla, 4- preguntará:
“¿Qué pasó con aquella promesa de que Cristo iba a regresar? Ya murieron
nuestros padres, y todo sigue igual desde la creación del mundo.” 5-
Esa gente no quiere darse cuenta de que el cielo ya existía desde tiempos
antiguos, y de que por mandato de Dios la tierra surgió del agua y por medio
del agua. 6- También por el agua del diluvio fue destruido el mundo
de entonces. 7- Pero los cielos y la tierra que ahora existen están
reservados para el fuego por el mismo mandato de Dios. Ese fuego los quemará en
el día del juicio y de la perdición de los malos.
8- Además, queridos hermanos, no olvidéis
que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9-
No es que el Señor se demore en cumplir su promesa, como algunos suponen. Lo
que sucede es que tiene paciencia con vosotros, pues no quiere que nadie muera,
sino que todos se vuelvan a Dios.
10-
Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los
cielos se desharán con un ruido espantoso, los elementos serán destruidos por
el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, quedará sometida al juicio
de Dios. 11- Puesto que todo va a ser destruido de esa manera, ¡con
cuánta santidad y devoción debéis vivir!
12-
Esperad la llegada del día de Dios, y haced lo posible por apresurarla. Ese día
los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán entre
las llamas; 13- pero nosotros esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva que
Dios ha prometido, en los que todo será justo y bueno. 14- Por eso,
queridos hermanos, mientras esperáis estas cosas, haced todo lo posible para
que Dios os encuentre en paz, sin mancha ni culpa.
15-
Tened en cuenta que la paciencia con que nuestro Señor nos trata es para
nuestra salvación. Acerca de lo cual también os ha escrito nuestro querido
hermano Pablo, según la sabiduría que Dios le ha dado. 16- En cada
una de sus cartas os ha hablado de esto, aunque hay en ellas puntos difíciles de
entender que los ignorantes y los débiles en la fe tuercen, como tuercen las
demás Escrituras, para su propia perdición.
Conclusión
17-
Por eso, queridos hermanos, ya que sabéis de antemano estas cosas, tened
cuidado, para que no os arrastren los engaños de los malvados ni caigáis de
vuestra firme posición. 18- Conoced mejor a nuestro Señor y Salvador
Jesucristo, y creced en su amor. ¡Gloria a él ahora y para siempre! Amén.
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