A veces se oye expresiones como "Creo que va a llover". Eso no es la forma en que el Evangelio presenta el hecho de creer. Creer es estar convencido, de modo que afecta nuestras acciones y nuestro futuro. Juan 3:16- “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna."
En el idioma original del Nuevo Testamento, el griego, se ve que "fe" y "creer" tienen la misma raíz. Creer es ejercer la fe.
El versículo 1 aquí nos da el resultado, somos hijos de Dios. Y el resto del capítulo nos da una cadena de efectos.
- El efecto de la fe es amor hacia los demás hijos de Dios. No se trata de un simple cariño humano, sino de la clase de amor que tiene efectos visibles.
- No solamente amamos a los hermanos de la raza que sean, sino que amamos a Dios, y eso produce obediencia. Todo emanando de nuestra decisión de creer en Dios. Cuando vemos a cualquier hermano que anda mal (v 16), nos disponemos a pedir a Dios por él. Pero no sólo eso, sino que y si vemos a un hermano con necesidades físicas, ponemos lo nuestro a su disposición. El que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad (1 Juan 3:17-18).
- Esta cadena de efectos de la fe incluye la protección (v 18) con la garantía de que el maligno no nos puede tocar.
La fe, raíz del
amor
5:1-
Todo aquel que cree que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el
que ama a un padre, ama también a los hijos de ese padre. 2- Cuando amamos a
Dios y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos también a los hijos de Dios.
3- El amar a Dios consiste en obedecer sus mandamientos; y sus
mandamientos no son una carga, 4- porque todo el que es hijo de Dios
vence al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria sobre el mundo. 5- El que
cree que Jesús es el Hijo de Dios vence al mundo.
El testimonio
acerca del Hijo de Dios
6-
La venida de Jesucristo quedó señalada con agua y sangre; no solo
con agua, sino con agua y sangre. El Espíritu mismo es testigo de esto, y el
Espíritu es la verdad. 7- Tres son los testigos: 8- el Espíritu, el
agua y la sangre; y los tres concuerdan. 9- Aceptamos el testimonio
de los hombres, pero el testimonio de Dios es de mucho más valor, porque
consiste en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
10-
El que cree en el Hijo de Dios lleva este testimonio en su propio corazón; el
que no cree en Dios le deja por mentiroso, porque no cree en el
testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11- Este testimonio es que Dios
nos ha dado vida eterna y que esta vida está en su Hijo. 12- El que
tiene al Hijo de Dios tiene también la vida, pero el que no tiene al Hijo de
Dios no tiene la vida.
CONCLUSIÓN
13-
Os escribo esto a vosotros que creéis en el Hijo de Dios, para que sepáis que
tenéis vida eterna. 14- Tenemos confianza en Dios, porque sabemos
que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. 15- Y así como
sabemos que Dios oye nuestras oraciones, también sabemos que ya tenemos lo que
le hemos pedido.
16-
Si alguno ve que su hermano está cometiendo un pecado que no lleva a la muerte,
debe orar, y Dios dará vida al hermano. Esto si se trata de un pecado que no
lleva a la muerte. Hay pecado que lleva a la muerte y por
ese pecado no digo que se deba orar. 17- Toda maldad es pecado, pero hay pecado
que no lleva a la muerte.
18-
Sabemos que el que tiene a Dios como Padre no sigue pecando, porque
el Hijo de Dios cuida de él y el maligno no le toca. 19- Sabemos que
somos de Dios y que el mundo entero está bajo el poder del maligno. 20-
Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado
entendimiento para conocer al Dios verdadero. Vivimos unidos al que es
verdadero, es decir, a su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida
eterna. 21- Hijitos, guardaos de los dioses falsos.
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