No quiero darte cucharadas, sino una cuchara (o unos palillos si fueras mi consuegra, que es china). Estoy convencido que todo cristiano tiene la capacidad de aprender a alimentarse de las Escrituras, que son nuestro pan espiritual (Mateo 4:4). Para que entiendas mejor lo que intento hacer, estoy introduciendo un nuevo vocablo al léxico. En vez de teología, que se entiende requiere un máster, nuestra práctica se centra en asimilar y procesar mediante la meditación la Palabra de Dios. Lo llamo artología, el entender que la Biblia es nuestro pan (artos, ἄρτος en griego). El pan se puede estudiar científicamente pero personalmente recomiendo que se mastique y se trague, dejando que el aparato digestivo realice su función. Esto no quiere decir que rechacemos la ayuda de buenos maestros y buenos libros. Pero sí quiere decir que vayamos madurando.
Léete este primer capítulo de Efesios y medita en cada párrafo. ¿Dónde se encuentra Jesús? ¿Como ora Pablo por esta iglesia? ¿Qué podemos aprender acerca de cómo orar por nuestros hijos y nuestros hermanos en la fe?
Vamos a ver una forma de utilizar la Palabra de Dios. Éste es Jorge Muller, quien decidió abrir su casa para unos cuantos huérfanos que estaban en la calle. Quiso demostrar que, sin recursos propios, se podía contar con el poder de Dios. No quiso pedir ayuda a nadie, sino a Dios. La comida, el personal (porque llegó a tener cientos de niños), siempre buscando en su lectura de la Biblia una promesa en la que apoyar su fe y su petición. Contaba con miles de respuestas a esas oraciones. Es una forma práctica de utilizar la Biblia: asimilar la Palabra y seguir adelante con la fuerza que nos da.
Encontré una introducción al libro de Efesios en este video, que me parece un buen estudio, pero me gustaría ver lo que piensan otras personas. Si alguien lo quiere ver, comunícanos tu opinión - https://www.youtube.com/watch?v=Ui0qMzDxQRQ) a cristianosdelavera@gmail.com. Si no te ha servido, también infórmanos.
Saludo
1:1- Pablo,
apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los que en la ciudad de Éfeso
forman parte del pueblo santo y por la fe están unidos a Cristo Jesús. 2- Que
Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre
vosotros.
Alabanza a Dios por
su acción salvadora
3- Alabemos
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en nuestra unión con Cristo
nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. 4- Dios
nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para estar en su
presencia santos y sin falta. Por su amor 5- nos destinó a ser adoptados como
hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto en su
voluntad.
6- Por
esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos
bendijo mediante su amado Hijo. 7- En su gran amor, Dios nos ha liberado por la
sangre que su Hijo derramó, y ha perdonado nuestros pecados. 8- Dios nos ha
mostrado su amor dándonos toda sabiduría y entendimiento, 9- y nos ha hecho
conocer su designio secreto, o sea el plan que él mismo se había propuesto
llevar a cabo.
10- Según
este plan, que se cumplirá fielmente a su debido tiempo, Dios va a unir bajo el
gobierno de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. 11- Dios
nos había escogido de antemano para que por nuestra unión con Cristo
recibiéramos nuestra parte en la herencia, de acuerdo con el propósito de Dios,
que todo lo hace según su buen parecer. 12- Y lo ha hecho así a fin de que
nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, vivamos
para que Dios sea alabado por su grandeza.
13- Y
también vosotros, cuando oísteis el mensaje de la verdad, la buena noticia de
vuestra salvación, y creísteis en Cristo, fuisteis unidos a él y sellados como
propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo que él había prometido. 14- El
Espíritu Santo es la garantía de que recibiremos la herencia que Dios nos ha de
dar cuando haya completado nuestra redención, para que él sea alabado por su
grandeza.
Oración por los
creyentes
15- Por
esto, como sé que tenéis fe en el Señor Jesús y amor para con todos los que
pertenecen al pueblo santo, 16- no dejo de dar gracias por vosotros,
recordándoos en mis oraciones. 17- Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al
Padre glorioso, que os dé sabiduría espiritual para entender su revelación y
conocerle mejor. 18- Pido a Dios que ilumine vuestra mente para que sepáis cuál
es la esperanza a la que habéis sido llamados, cuán gloriosa y rica es la
herencia que Dios da a los que pertenecen a su pueblo 19- y cuán grande y sin
límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes.
Este
poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia 20- cuando
resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, 21- poniéndolo por
encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que
existe tanto en este mundo como en el venidero. 22- Sometió todas las cosas
bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de
todo. 23- Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la plenitud de Cristo, que es
quien lleva todas las cosas a su plenitud.
¡No se puede pedir más a un Dios! Ha habido y hay muchos dioses, pero ninguno ha dado a su pueblo acceso - libre de culpa - a su misma presencia, liberación, adopción como hijo, herencia, perdón de pecado, redención, toda sabiduría y conocimiento, entendimiento de su plan, su mismo poder...
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