Antes,
- muertos (v 1), es decir separados de Dios. Da escalofríos pensarlo
- haciendo la voluntad del diablo (v 2)
- siguiendo nuestros propios caprichos (v 3) y
- destinados al terrible castigo de Dios
- sin Cristo (v 12) y
- separados de la nación de Israel
Ahora,
- Amados de Dios (v 4)
- Vivos con Cristo (v 5) y
- Salvos
- Sentados en el cielo (v 6), es decir, en el lugar donde está Cristo (1:21)
- Unidos a Cristo (13) y por tanto unidos con toda la familia de Dios
A continuación
- Hacer buenas obras (v 10)
- Reducir la distancia entre lo que Dios nos da y lo que practicamos, es decir, aprovechar lo que somos y tenemos
- Llegar a demostrar que somos un solo pueblo (v 14)
- Acercarnos a Dios juntos (v 18) Hebreos 4:16 Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
- Llegar a ser un templo santo, unido al Señor (vss 21 6 22)
Uno de los temas de este libro es el poder de Dios. Pablo pide en el c. 1 que los creyentes conozcan ese poder. Y vuelve a pedir en el c 3 que sean fortalecidos con poder. ¿Habrá suficiente poder para que los hijos de Dios estén unidos como vemos en este capítulo?
Para muchos de nosotros la parte más conocida de este capítulo son los versículos 8 a 10, por gracia sois salvos, etc. Esto es la cápsula central. Nos ayuda a entender el capítulo entero. Uno de mis predicadores favoritos (Rick Warren) habla sobre este texto.
Uno de estos troncos se llama creyentes gitanos. Otro, evangélicos payos. Otro, creyentes católicos. Cuando están dispuestos a arder, la llama es una sola. ¿Qué es lo que queremos que vea la sociedad, las llamas del Espíritu o los troncos?
Dios nos libró de la muerte por medio de Cristo
2:1- Vosotros,
antes, estabais muertos a causa de las maldades y pecados 2- en que vivíais,
pues seguíais el ejemplo de este mundo y hacíais la voluntad de aquel espíritu
que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios. 3- De esa
manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros
propios deseos y satisfaciendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y
de nuestros pensamientos. A causa de esa naturaleza merecíamos el terrible
castigo de Dios, igual que los demás.
4- Pero
Dios es tan misericordioso y nos amó tanto, 5- que nos dio vida juntamente con
Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la
bondad de Dios habéis recibido la salvación. 6- Dios nos resucitó juntamente
con Cristo Jesús y nos hizo sentar con él en el cielo. 7- Hizo esto para
mostrar en los tiempos futuros el gran amor que nos profesa y su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús.
8- Pues
por la bondad de Dios habéis recibido la salvación por medio de la fe. No es
esto algo que vosotros mismos hayáis conseguido, sino que os lo ha dado Dios. 9-
No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de
nada; 10- pues Dios es quien nos ha hecho, quien nos ha creado en Cristo Jesús
para que hagamos buenas obras, según lo que había dispuesto de antemano.
Cristo, nuestra paz
11- Así
pues, vosotros, que no sois judíos y que sois llamados “incircuncisos” por los
judíos –que circuncidan al hombre en el cuerpo y se llaman a sí mismos
“circuncidados”–, 12- recordad que en otro tiempo estabais sin Cristo,
separados de la nación de Israel, y que no teníais parte en los pactos ni en la
promesa de Dios. Vivíais en este mundo, sin Dios y sin esperanza.
13- Pero
ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, vosotros, que antes
estabais lejos, habéis sido acercados. 14- Cristo es nuestra paz. Él ha hecho
de judíos y no judíos un solo pueblo, destruyendo el muro de enemistad que los
separaba. En su propio cuerpo, 15- Cristo ha puesto fin a la ley consistente en
mandatos y reglamentaciones, y de ambos pueblos ha formado uno solo, nuevo y
unido a él. Así ha hecho la paz. 16- Por su muerte en la cruz, Cristo ha dado
fin a las luchas entre ambos pueblos y los ha reconciliado con Dios, haciendo
de ellos un solo cuerpo.
17- Cristo
ha venido a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a vosotros, que
estabais lejos de Dios, como a los que estaban cerca. 18- Pues por medio de
Cristo, unos y otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu. 19- Por
eso, ya no sois extranjeros, no estáis ya fuera de vuestra tierra, sino que
ahora compartís con el pueblo santo los mismos derechos, y sois miembros de la
familia de Dios.
20- Sois
como un edificio levantado sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas;
y el propio Cristo Jesús es la piedra que corona el edificio. 21- Unido a
Cristo, el edificio entero va levantándose en todas y cada una de sus partes
hasta llegar a ser un templo santo, unido al Señor. 22- Así también vosotros,
unidos a Cristo, os unís todos unos a otros para llegar a ser por medio de su
Espíritu un templo en el que Dios habita.
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