jueves, 30 de abril de 2020

Después de 10 años (Filipenses 4)


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Nos conviene recordar los comienzos de la iglesia en Filipos. Fue allí donde Pablo y Silas fueron cruelmente azotados y encarcelados. Luego el terremoto y el carcelero que quiso suicidarse. Y esa buena noticia, Hechos 16:31, Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa. Allí también es donde Lidia la generosa invitó al apóstol y sus compañeros a hospedarse en su casa. En los 10 años que han pasado, ha mantenido el contacto con ellos y se nota el gran cariño mutuo (v 1).

Es posible que conozcas a estas 2 mujeres, Evodia y Síntique (v 2). Han sido muy activas ayudando en la evangelización. Y ahora no se hablan. ¡Qué triste! Pablo es muy directo: arreglar vuestros asuntos y daros un abrazo. También recluta la ayuda de un buen compañero. Bienaventurados los pacificadores. Pablo ya preparó el camino para esta reconciliación en el 2:5-6, con el ejemplo de Cristo, que renunció sus derechos.

Esta iglesia es la luz de la ciudad de Filipos, la lámpara que Jesús dice que hay que colocar en un lugar muy visible (Mateo 5:15). Así todos (v 5) los conocerán como personas bondadosas. Eso también es Evangelio. Nos ayudará en esta empresa el recordar que el Señor está cerca en el espacio y en el tiempo.

Es interesante la función de la paz en el v 7. Nos vigila los pensamientos. Cuando vemos que se nos va la paz, hay que investigar por donde han ido nuestros pensamientos.

Tenemos aquí una iglesia única. Son de las iglesias de Macedonia, que Pablo pone como ejemplo de generosidad en 2 Corintios 8:1. Pero dentro de ese grupo de iglesias vemos aquí (Filipenses 4:15) que nadie más ayudaba a Pablo con sus gastos. Me imagino al carcelero, pensando en sus antigua vida, deseando compensar de alguna manera el daño que hizo. Y a Lidia, utilizando los beneficios de su negocio para invertir en valores eternos.



Alegraos siempre en el Señor

4:1- Por eso, mis queridos hermanos, a quienes tanto deseo ver; amados míos, mi alegría y mi premio, seguid así, firmes en el Señor.


4. Exhortaciones

Recomendaciones particulares

2- Ruego a Evodia, y también a Síntique, que se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor. 3- Y a ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes, pues en el anuncio del evangelio lucharon a mi lado, junto con Clemente y los otros que trabajaron conmigo. Sus nombres ya están escritos en el libro de la vida.

Recomendaciones generales

4- Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito: ¡Alegraos! 5- Que todos os conozcan como personas bondadosas. El Señor está cerca. 6- No os aflijáis por nada, sino presentadlo todo a Dios en oración. Pedidle, y también dadle gracias. 7- Así Dios os dará su paz, que es más grande que todo cuanto el hombre puede comprender; y esa paz guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos, porque estáis unidos a Cristo Jesús.

Pensad en todo lo bueno

8- Por último, hermanos, pensad en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Pensad en todo lo que es bueno y merece alabanza. 9- Poned en práctica lo que os enseñé y las instrucciones que os di, lo que me oísteis decir y lo que me visteis hacer: hacedlo así, y el Dios de paz estará con vosotros.


5. Agradecimientos

10- Me alegro mucho en el Señor de que hayáis vuelto a pensar en mí. No quiero decir que me hubierais olvidado, sino que no teníais la oportunidad de ayudarme. 11- Y no lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. 12- Sé lo que es vivir en la pobreza y también sé lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a pasar hambre, a tener de sobra que a carecer de todo. 13- Y a todo puedo hacer frente, pues Cristo es quien me sostiene.

14- Sin embargo, hicisteis bien en compartir mis dificultades. 15- Cuando salí de Macedonia, al comenzar a anunciar el evangelio, solo vosotros, los de la iglesia de Filipos, me enviasteis ofrendas de gratitud por la ayuda espiritual que habíais recibido. 16- Pues incluso estando yo en Tesalónica, más de una vez me enviasteis ofrendas para cubrir mis necesidades. 17- No es que solo piense en recibir; lo que quiero es que vosotros lleguéis a incrementar vuestra cuenta delante de Dios. 18- Pues yo ya lo he recibido todo, y hasta tengo de sobra. Con lo que me enviasteis por medio de Epafrodito, tengo más que suficiente. Lo que me enviasteis fue como una ofrenda de incienso perfumado, como un sacrificio de olor agradable a Dios. 19- Por lo tanto, mi Dios os dará todo lo que os falte, conforme a sus gloriosas riquezas en Cristo Jesús. 20- ¡Gloria para siempre a nuestro Dios y Padre! Amén.

CONCLUSIÓN

21- Saludad de mi parte a todos los que pertenecen al pueblo santo por Jesucristo. Los hermanos que están conmigo os mandan saludos. 22- También os mandan saludos todos los que pertenecen al pueblo santo, y especialmente los del servicio del césar. 23- Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre vosotros.


1 comentario:

  1. Es interesante (v. 7 y 8). Dios guarda/vigila nuestros pensamientos. Y hemos de cuidar nosotros los pensamientos. "Pensad en..."

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