Un momento bisagra (1 Corintios 8)

En estos tiempos cuando dominan nuestra atención los efectos de la pandemia, con la vívida imagen de seres queridos que han caído enfermos, algunos fallecidos, los cristianos tenemos un deber primordial cuando miramos al futuro: No es "¿cómo vamos a recuperar nuestra forma de vida de antes?", sino "¿a dónde nos está dirigiendo Dios en este momento sísmico?"

Y nosotros, ante la crisis mundial ¿vamos a ser proactivos, escuchando al Señor, o vamos a tener que ser obligados, empujados hacia la voluntad de Dios, la cual queda obvia en las Escrituras?

Además del tema puntual que Pablo trata en este capítulo, relacionado con el peligro de poner tropiezo a nuestros hermanos por hacer alarde de nuestra libertad (v 9), podemos sentir en estas tempranas cartas de Pablo (Tesalonicenses, Corintios, Gálatas), que él se ha percatado de estar en un momento bisagra. La iglesia está ante una bifurcación. ¿Va a ser el instrumento de Dios alumbrando el mundo, o será absorbida poco a poco en la mentalidad de la sociedad? Nuestro discernimiento de este peligro nos ayuda a comprender por qué Pablo presta tanta atención a todos los detalles de su comportamiento. Cualquier punto de debilidad puede ser una rendija en su armadura.

Hay una frase en 1 Corintios 8 que nos sintetiza cómo Pablo ve este momento, en el v 7, HASTA AHORA. Pablo prevé que las cosas van a cambiar, tienen que cambiar, a partir de ahora. 

Lo más terrible en este momento sería ceder ante una añoranza por las cosas como antes. Dejemos de idealizar nuestra condición de cristianos hasta ahora. Busquemos a Dios para conocer su voluntad. Pasemos tiempo examinando a fondo la descripción que nos ofrece el Nuevo Testamento de la iglesia y escuchemos a los mensajeros de Dios que pueden indicar la dirección.

Hoy no pongo preguntas con el texto porque creo que tenemos bastante para reflexiona en la lectura.

IV. LOS ALIMENTOS CONSAGRADOS A LOS ÍDOLOS

El criterio del sentido común

8:1- Acerca de lo sacrificado a los ídolos, es cierto que todos tenemos el debido conocimiento. Pero el conocimiento envanece, en tanto que el amor edifica espiritualmente. 2- Si alguien cree conocer algo, todavía no lo conoce como debe conocerlo; 3- pero si alguien ama a Dios, Dios le conoce a él. 4- En cuanto, pues, a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, bien sabemos que un ídolo no tiene valor alguno en el mundo, y que solamente hay un Dios.

5- Pues aunque en el cielo y en la tierra existieran los llamados dioses (y en este sentido hay muchos dioses y muchos señores), 6- para nosotros no existe sino un solo Dios, el Padre, en quien todo tiene su origen y para quien nosotros existimos. Y hay un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, y también nosotros.

El criterio del amor fraterno

7- Pero no todos saben esto. Algunos, acostumbrados de antes a adorar ídolos, todavía comen de esa carne pensando que fue sacrificada a los dioses, y su conciencia, que es débil, les hace sentirse contaminados por el ídolo. 8- Claro está que el hecho de que Dios nos acepte no depende de lo que comemos, pues no vamos a ser mejores por comer ni peores por no comer; 9- pero evitad que esa libertad vuestra haga caer en pecado a los que son débiles en la fe. 10- Porque si tú, que sabes estas cosas, te sientas a comer en un lugar dedicado a los ídolos, y si algún hermano débil te ve, puede suceder que él se anime a comer de lo ofrecido a un ídolo. 11- Y así tú, por tu conocimiento, haces que se pierda tu hermano débil, por quien también Cristo murió.

12- Al herir la conciencia de los hermanos débiles en la fe, pecáis contra Cristo mismo. 13- Por eso, si a causa de mi comida hago yo caer en pecado a mi hermano, mejor será que nunca coma carne, para no ponerle en peligro de pecar.