Pablo sabe que como cristiano y como apóstol que tiene muchos recursos a su disposición. Lo que le vemos haciendo en este capítulo es ponerse restricciones. ¿Su motivo? ganar para Cristo el mayor número posible de personas (v 19).
Nos podría parecer chaquetero, presentándose de una forma a la comunidad judía y de otra a los no-judíos. Lo hace por amor, no por miedo. Sabe que cuanto más se identifica con cada grupo, más receptivos serán a su mensaje. Lo que vemos aquí es un gran ejemplo de la enseñanza sobre la evangelización en la armadura cristiana (Efesios 6:15). El calzado del soldado cristiano es la disposición para compartir las Buenas Noticias de la Paz. Pablo se calza cada mañana pensando ¿con quién me voy a encontrar hoy, y qué será la mejor manera de presentar el Evangelio? Incluso pide a sus hermanos, "Orad también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios contenido en el evangelio." - Efesios 6:19.
Una pregunta para ti (v 27) ¿Obligas a tu cuerpo a obedecerte o es tu cuerpo el que manda? En la comida, en el descanso, en la disposición a estar con tus hermanos, en el horario que llevas etc. Cuando tu cuerpo pide tumbarte y ver la TV ¿le contestas que se ponga de rodillas delante de Dios porque es la hora de la oración?
El criterio de la libertad. Ejemplo de Pablo
9:1- Claro está que yo tengo la libertad y los derechos
de un apóstol, pues he visto a Jesús, nuestro Señor, y vosotros mismos sois
el resultado de mi trabajo en la obra del Señor. 2- Quizás otros no me
reconozcan como apóstol, pero vosotros sí tenéis que reconocerme como tal,
porque el hecho de que seáis creyentes en el Señor prueba que en verdad lo
soy.
3- Esta es mi respuesta a los que me critican: 4- Yo
también tengo el derecho de recibir comida y bebida, 5- y de llevar conmigo
una esposa cristiana, como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y
Cefas. 6- ¿O acaso Bernabé y yo somos los únicos que no tenemos derecho a ser
mantenidos por la comunidad? 7- ¿Quién que sirve como soldado corre con sus
propios gastos? ¿Quién que cultiva un viñedo no come de sus uvas? ¿Quién que
cuida las ovejas no toma de la leche que ordeña?
8- Y no vayáis a creer que esta es solo una opinión
humana, porque la ley de Moisés también lo dice. 9- Pues está escrito en el
libro de la ley: “No pongas bozal al buey que trilla.” Y esto no significa
que Dios se preocupe de los bueyes, 10- sino que se preocupa de nosotros, porque
la ley se escribió por causa nuestra, pues tanto el que ara la tierra como el
que trilla el grano deben hacerlo con la esperanza de recibir su parte de la
cosecha.
11- Así que, si hemos sembrado en vosotros una semilla
espiritual, no es mucho pedir que cosechemos de vosotros algo de lo material.
12- Si otros tienen tal derecho sobre vosotros, con mayor razón nosotros. Sin
embargo, no hemos hecho uso de ese derecho, sino que hemos venido
soportándolo todo por no estorbar el anuncio del evangelio de Cristo. 13-
Sabéis que quienes trabajan al servicio del templo, viven de lo que hay en el
templo; y que quienes atienden el altar donde se ofrecen los sacrificios,
comen de la carne de los animales que allí se sacrifican.
14- De igual manera, el Señor ha dispuesto que quienes
anuncian el mensaje de salvación, vivan de ese mismo trabajo. 15- Pero yo
nunca he hecho uso de ninguno de esos derechos ni tampoco os escribo ahora
para que me ofrezcáis cosa alguna. ¡Nadie ha de quitarme esta satisfacción
que tengo! 16- Anunciar el evangelio no es para mí ningún motivo de orgullo,
sino una obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo anunciase!
17- Por eso, si lo hago de buen grado, ya tengo mi
recompensa; y si lo hago a regañadientes, de todos modos es un encargo que Dios
me ha dado. 18- Mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin
cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir de mi trabajo en el
anuncio del evangelio.
19- Aunque no soy esclavo de nadie, me he hecho
esclavo de todos a fin de ganar para Cristo el mayor número posible de
personas. 20- Con los judíos me vuelvo como un judío, para ganarlos a
ellos; es decir, que para ganar a los que viven bajo la ley de Moisés, yo
mismo me pongo bajo esa ley, aunque en realidad no estoy sujeto a ella. 21-
Igualmente, para ganar a los que no viven bajo la ley de Moisés, me vuelvo
como uno de ellos, aunque realmente estoy sujeto a la ley de Dios, puesto que
estoy bajo la ley de Cristo. 22- Con los débiles en la fe, también para
ganarlos, me vuelvo débil como uno de ellos. Es decir, que me he hecho igual
a todos para de alguna manera poder salvar a algunos. 23- Y todo esto lo hago
por causa del evangelio, para tener parte en él.
24- Sabéis que, en una carrera, todos corren pero
solamente uno recibe el premio. Pues bien, corred de tal modo que recibáis el
premio. 25- Los que se entrenan para competir en un deporte evitan todo lo
que pueda dañarles. Y lo hacen por alcanzar como premio una corona de hojas
de laurel, que en seguida se marchita. Nosotros, en cambio, luchamos por
recibir un premio que no se marchita. 26- En cuanto a mí, no corro a ciegas
ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. 27- Al contrario, castigo mi
cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado
después de haber enseñado a otros.
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