sábado, 14 de marzo de 2020

Diferentes grados de fe (Romanos 14)


Hay cristianos que son débiles en la fe. ¿Cómo se les identifica? Algunas veces por su escrupulosidad. Piensan que no pueden comer ciertas cosas por ser impuras o que hay que seguir ciertos ritos que les han enseñado. Mientras tanto, la persona con la fe más desarrollada entiende lo que dice Pablo en el v 14, que no hay nada impuro. ¿Te acuerdas que eso mismo se lo dijo Dios a Pedro (Hechos 10:15)?

La cuestión es ¿Cómo debe un cristiano más maduro tratar a estos débiles? Básicamente, no escandalizarlo mediante el uso de nuestra libertad, no criticarlos, no entrar en discusiones, y sobre todo, darles un abrazo de bienvenida, es decir, recibirlos. Estamos viendo la importancia de la palabra recibir. Primero, recibimos por fe la Palabra de Dios que nos salva. Y ahora, recibimos a los que tienen criterios distintos a los nuestros. ¿Qué piensas que será el resultado de todo esto?

Ah, también hay instrucciones para los débiles: no criticar a los que tienen una vista más amplia de las cosas.

Entre los principios importantes que presenta Pablo en esta epístola encontramos uno muy importante en el v 7- no vivimos para nosotros mismos. Como resultado, nuestra orientación es la seguridad de que tendremos que dar cuentas a Dios (v12). Así que, somos responsables por nuestros hermanos y a la vez quién vigila todo eso es Dios


Paz y mutua edificación

14:1- Recibid bien al que es débil en la fe y no entréis en discusiones con él. 2- Por ejemplo, hay quienes piensan que pueden comer de todo, mientras otros, que son débiles en la fe, solamente comen verduras. 3- Pues bien, el que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas; y el que no come ciertas cosas no debe criticar al que come de todo, pues Dios también le ha aceptado. 4- ¿Quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si queda bien o queda mal es asunto de su propio amo. Pero quedará bien, porque el Señor tiene poder para hacerle quedar bien. 

5- Asimismo hay quienes dan más importancia a un día que a otro, y hay quienes piensan que todos los días son iguales. Cada uno debe estar convencido de lo que cree. 6- El que guarda un determinado día, para honrar al Señor lo guarda. El que come de todo, para honrar al Señor lo come, y da gracias a Dios; y el que no come ciertas cosas, para honrar al Señor deja de comerlas, y también da gracias a Dios. 

7- Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. 8- Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, así en la vida como en la muerte, del Señor somos. 9- Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. 

10- ¿Por qué, entonces, criticas a tu hermano? ¿O por qué lo desprecias? Todos tendremos que presentarnos delante de Dios para que él nos juzgue. 11- Porque la Escritura dice:

“Juro por mi vida, dice el Señor, que ante mí todos doblarán la rodilla y todos alabarán a Dios.”

12- Así pues, cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios.

No hagas tropezar a tu hermano

13- Por eso, basta ya de criticarnos unos a otros. Proponeos más bien no hacer nada que sea causa de que vuestro hermano tropiece, o que ponga en peligro su fe. 

14- Yo sé que no hay nada impuro en sí mismo; como creyente en el Señor Jesús, estoy seguro de ello. Si alguien piensa que una cosa es impura, será impura para él. 15- Pero si por aquello que tú comes, tu hermano se siente ofendido, tu conducta ya no se inspira en el amor. ¡Que tu comida no sea causa de que se pierda aquel por quien Cristo murió! 16- No deis, pues, lugar a que se hable mal de ese bien que tenéis. 17- Porque el reino de Dios no consiste en comer o beber ciertas cosas, sino en vivir en justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo. 

18- El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios y es aprobado por los hombres. 19- Por lo tanto, busquemos lo que conduce a la paz y a la mutua edificación espiritual. 20- No eches a perder la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todos los alimentos son limpios; lo malo es comer algo que haga perder la fe a otros. 21- Es mejor que no comas carne ni bebas vino ni hagas nada que sea causa de que tu hermano tropiece. 

22- La fe que tienes, guárdala para ti mismo delante de Dios. ¡Dichoso aquel que usa de su libertad sin cargos de conciencia! 23- Pero el que no está seguro de si debe o no debe comer algo, se hace culpable al comerlo porque no lo come con la convicción que da la fe; y todo lo que no se hace con la convicción que da la fe, es pecado.

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