viernes, 22 de febrero de 2019

Un hombre rico

22-febrero
Juan 19:28-30
28  Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed.
29  Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca.
30  Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Mateo  27:57-61
57  Y al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús.
58  Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran.
59  Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino,
60  y lo puso en su sepulcro nuevo que él había excavado en la roca, y después de rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, se fue.
61  Y María Magdalena estaba allí, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

Marcos   15:42-47
42  Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo,
43  vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
44  Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.
45  Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José,
46  quien compró un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
47  Y María Magdalena y María, la madre de José, miraban para saber dónde le ponían.

Lucas 23:50-56
50  Y había un hombre llamado José, miembro del concilio, varón bueno y justo
51  (el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás) que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios.
52  Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús,
53  y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía.
54  Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
55  Y las mujeres que habían venido con El desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo.
56  Y cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.


José de Arimatea figura en cada uno de los cuatro evangelios. Es conocido por su riqueza y ahora por ser el enterrador de Jesús. Le acompaña Nicodemo, su compañero en el Sanedrín, el concilio que gobernaba a los judíos. No predica, no acompaña a Jesús, sólo aporta una tumba. La predicación es asignada a los pobres: Juan bautista, los apóstoles y los diáconos.

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