jueves, 21 de febrero de 2019

Cosas imposibles de penetrar


21-febrero

Mateo  27:45-54
45  Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
46  Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?
47  Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Este llama a Elías.
48  Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.
49  Pero los otros dijeron: Deja, veamos si Elías viene a salvarle.
50  Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu.
51  Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron;
52  y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron;
53  y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos.
54  El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: En verdad éste era Hijo de Dios.

Marcos   15:33-41
33  Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
34  Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: ELOI, ELOI, ¿LEMA SABACTANI?, que traducido significa, DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?
35  Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Mirad, a Elías llama.
36  Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si Elías viene a bajarle.
37  Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
38  Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39  Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: En verdad este hombre era Hijo de Dios.
40  Había también unas mujeres mirando de lejos, entre las que estaban María Magdalena, María, la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
41  las cuales cuando Jesús estaba en Galilea, le seguían y le servían; y había muchas otras que habían subido con El a Jerusalén.

Lucas 23:44-49
44  Era ya como la hora sexta, cuando descendieron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena
45  al eclipsarse el sol. El velo del templo se rasgó en dos.
46  Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU. Y habiendo dicho esto, expiró.
47  Cuando el centurión vio lo que había sucedido, glorificaba a Dios, diciendo: Ciertamente, este hombre era inocente.
48  Y cuando todas las multitudes que se habían reunido para presenciar este espectáculo, al observar lo que había acontecido, se volvieron golpeándose el pecho.
49  Pero todos sus conocidos y las mujeres que le habían acompañado desde Galilea, estaban a cierta distancia viendo estas cosas.


¿Te acuerdas cuando Jesús decía a los discípulos, "Todos me vais a abandonar pero no estoy sólo porque el Padre está conmigo (Juan 16:32)? Ya no puede decir ni eso. Dice ¿Por qué me has abandonado? Por mucho que meditemos en ello, creo que no será posible fondear esa experiencia. Pero sí, sentir algo de ese abismo donde se encontraba Jesús. Creo que es cierta la expresión, "El Padre abandonó a su Hijo una vez, para que no tenga que abandonarnos a nosotros nunca".

No hay comentarios:

Publicar un comentario