Mateo 7:1-8:1
1
No juzguéis para que no seáis juzgados.
2
Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida
con que midáis, se os medirá.
3
¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das
cuenta de la viga que está en tu propio ojo?
4
¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Déjame sacarte la mota del
ojo", cuando la viga está en tu ojo?
5
¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con
claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.
6
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los
cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.
7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama,
se le abrirá.
9
¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra,
10
o si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los
que le piden?
12
Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced
vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.
13
Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la
senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.
14
Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan.
15
Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o
higos de los abrojos?
17
Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos
malos.
18
Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir
frutos buenos.
19
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego.
20
Así que, por sus frutos los conoceréis.
21
No todo el que me dice: "Señor, Señor", entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22
Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros?"
23
Y entonces les declararé: "Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE
PRACTICAIS LA INIQUIDAD."
24
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en
práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca;
25
y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la
roca.
26
Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será
semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena;
27
y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.
28
Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su
enseñanza;
29
porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus
escribas.
1 Y
cuando bajó del monte, grandes multitudes le seguían.
Un hombre muy famoso leyó las palabras que estamos leyendo en estos días. Se llamaba León Tolstoi, el novelista más famoso de su tiempo, autor de Guerra y Paz y otras historias que se han llevado al cine. Además, el conde Tolstoi era uno de los hombres más ricos de Rusia por herencia. Su lectura de la enseñanza de Jesús lo llevó a lo que llamaba su “conversión”. Se convirtió de “playboy” en un buscador de poner en práctica lo que enseñaba Jesús. Empezó a trabajar sus propias tierras al lado de los siervos que había heredado. Quiso repartirlas entre ellos (lo cual es otra historia). Respecto a Mateo 7:1 Tolstoi escribió en su libro Mi Fe, "He descubierto que todos los verdaderos cristianos hasta Constantino consideraban los juzgados como un mal que había que aguantar con paciencia. Y a ningún cristiano se le ocurría participar en el juicio de otra persona." Para ser fieles nosotros a esta enseñanza de Jesús, de no juzgar, empecemos no juzgando a Tolstoi. Pero hagamos la pregunta, tomando en cuenta no sólo Mateo 7:1, sino todo el capítulo, si nuestra vida se conforma más a lo que enseñó Jesús o a lo que practica la sociedad.
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