martes, 21 de junio de 2011

Dos Ciudades

Vitaminas            Apocalipsis 4:1-8
Menú completo   Apocalipsis 14

    Después del diluvio uno de los descendientes de Noé, Nimrod, hombre poderoso, estableció un imperio. Su comienzo era la ciudad de Babel, o Babilonia. En ese centro se unieron unas cuantas tribus desobedeciendo el mandato de Dios de llenar la tierra, y como resultado fueron confundidas las lenguas y la gente repartida. Babilonia fue luego el centro del gran imperio de Nabucodonosor, cabeza de oro en el libro de Daniel. Sucesivos reinos establecieron allí su capital, incluyendo Alejandro Magno que murió allí. Sadam Hussein soñaba con restablecer allí el poder del imperio babilónico.
En el Nuevo Testamento Babilonia representa la oposición a Dios; violencia, engaño y la dedicación al placer por parte de los poderosos.
    ¿Por qué no termina Dios de una vez con el mal? ¿Por qué estas luchas interminables? En el Edén Satanás perforó la protección alrededor de la humanidad. Se estableció dentro de la raza. Desde entonces está diseñando formas de llegar al control total. (Un ensayo en ese sentido fue el régimen nazi). Mientras tanto va realizándose la Operación Rescate de Dios, aprovechando cada fallo del enemigo, inscribiendo en el Libro de la Vida y en la Santa Ciudad de Sión (v 1) a los que son redimidos por la sangre del Cordero.
    Vemos ya la caída final de Babilonia. Cuando se le llama la madre de rameras (17:5) que se sienta sobre la bestia es una descripción de toda falsa religión que domina sobre las naciones. Cuando se refiere a vírgenes (v 4) que no se han contaminado, son los que no han sido seducidos por esta falsa religión. En el 18:21 es derribada como una piedra de molino arrojada al mar.

¿Estoy participando en la Operación Rescate?

Perseveremos (v 12) contra el mal guardando el mandamiento de amarnos los unos a los otros, y así guardaremos la enseñanza de este libro.

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