Aperitivo 1 Juan 3:6-8
Menú completo 1 Juan 3
El primer hombre nacido, Caín, era fratricida. Mató a su único hermano por envidia, por un asunto religioso. Su padre Adán fue quien abrió la puerta para que el diablo tuviese libre acceso a la raza humana. La misión de Jesucristo fue llegar a la tierra y deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8). Ahora Dios nos manda hacer dos cosas: 1– Creer en Jesucristo. 2– Amar a nuestros hermanos (v 23).
Cuando tomamos la decisión de salir de la familia del diablo y entrar en la familia de Jesús, sucede en nosotros un cambio tan profundo que resultamos desconocidos para la sociedad (v 1). Nos ven, que tenemos el mismo cuerpo y trabajamos en la misma empresa, pero como ellos no son hijos de Dios, no nos pueden comprender. Por lo tanto no nos ha de extrañar que hablen de nosotros como seres extraños. ¿Cómo van a entender que vivimos por el bien de los demás en vez de por el placer? Al final sucede lo que dice el versículo 13, el mundo llega a odiarnos. A Jesús no le habrían odiado si él se hubiese conformado más al estilo de vida de su tiempo.
Por si nos queda alguna duda de si realmente hemos entrado en esta nueva familia, tenemos la promesa del v 1, que Dios nos amó tanto, que nos ha hecho sus hijos. También tenemos la prueba de este cambio, en que ahora amamos a personas que antes nos caían gordas (v 14). ¡Ojo! (v 17) si eres capaz de enterarte de personas que pasan necesidades y no abres tu corazón (con bolso incluido) hacia ellos.
Juan mismo experimentó este cambio. Él era de los que quería matar a sus enemigos religiosos (Lu 9:48) porque no sabía de qué espíritu era. Ahora sabe (1 Juan 3:24) que tiene un Espíritu de amor.
¿Cuál es mi misión en este mundo?
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