A veces nos da miedo hacer esto
Aperitivo 2 Corintios 7:8-11
Menú completo 2 Corintios 7
Por lo menos a mí me da miedo hacerlo. Veo que alguien está tomando decisiones que le perjudican y que necesita corrección. El miedo que siento es que si le llamo la atención sobre ese fallo, posiblemente se aleje de mí, y pierdo una amistad. Esto es puro egoísmo por mi parte. Además, cobardía.
Hay personas que tienen como meta personal que la gente les considere un “buenazo”. Para conseguir esto, se cuidan mucho de nunca ofender, de siempre estar de acuerdo con los demás. Poco van a ayudar a alguien si no aprenden a corregir con amor.
Pablo, para corregir los errores que ve entre los corintios, tiene cierto agravante: hay en esa iglesia gente quisquillosa que están buscando cualquier motivo por criticar al apóstol. Si no camina con pies de plomo, perderá la poca credibilidad que le queda entre ellos.
¿Qué es lo que ha hecho para que ahora pueda decir, sobreabundo de gozo (7:4), me regocijé aún más (v 7), ahora me gozo (v 9), mucho más nos gozamos (v 13), me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros (v 16)? Por encima de todo, Pablo desea el bien de esas personas, y eso se nota. Él ha estudiado en oración la mejor forma de corregir sus deficiencias. Es evidente que la carta que les escribió antes fue con amor y no por enfado. Y ese esmero ha traído los resultados deseados. Ha conseguido que ellos actúen con limpieza (v 11).
Podríamos decir, como excusa para no corregir a nadie, “yo no soy Pablo”. Pero esa no es la cuestión. En el día del juicio esas personas dirán, “El sabía que yo iba mal y no me dijo nada.” Es cierto que no tenemos la misma autoridad que Pablo. Pero no hay razón, siendo hijos del mismo Padre, por no tener el mismo amor.
¿Nuestro amor por los demás hace que les corrijamos con todo cariño?
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