Vitaminas (Lectura mínima) Hechos 25:8-12
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Poncio Pilato, Antonio Félix y Porcio Festo fueron gobernadores romanos sobre Judea. Cada uno de ellos tuvo que juzgar casos de acusación injusta contra los cristianos. Sabemos que Pilato autorizó la crucifixión de Jesús después de decir que no era culpable de delito. Felix, hábil político, a quién entregaron a Pablo, supo escurrir el bulto hasta la llegada de su sucesor. ¿Qué va a hacer Festo?
Lo ridículo de esta situación se hace obvio cuando Pablo se ve obligado a apelar a César en Roma sabiendo que no habrá justicia en esta provincia. Es un derecho que él tiene como ciudadano romano. Así que le van a mandar a Roma para ser juzgado pero reconocen (v 25) que Pablo es inocente.
¿Por qué nos da Lucas tanto detalle de este tiempo de encarcelamiento y proceso de Pablo? El mismo autor en su evangelio citaba las profecías de Jesús, “Seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre pero esto os será ocasión de dar testimonio” (Lucas 21:12). Pablo ha podido compartir sobre Jesucristo ante Félix y ahora Festo y el Rey Agripa. Se va cumpliendo el refrán español de que Dios escribe derecho aunque los renglones sean torcidos.
Cuando parece que los enemigos de Jesucristo (es decir, tus enemigos también) ganan, recordemos que eso es una imposibilidad. Todos sus golpes dan contra Dios mismo. ¡Cuántas veces han intentado matar a Pablo, desde su conversión in Damasco, y cada vez resulta que su mensaje del evangelio tiene mayor difusión.
¿Le he dado gracias a Dios porque sabe usar todo en mi vida para sus propósitos?
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