Vitaminas Hechos 26:1-8
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¿Dios ha tocado tu vida? ¿Has nacido de nuevo? ¿Eres cristiano? ¿Le llamas Papá a Dios? Entonces tienes uno de los instrumentos más potentes que existe para ayudar a alguien a conocer el evangelio. Cada conversión a Cristo es un milagro. Tu caso no fue igual al de Pablo pero el poder de Dios sí fue el mismo y el efecto de tu testimonio también puede ser dinamita. Cada vez que Pablo es acusado la ocasión se aprovecha para testificar de Cristo. Nos da unas pautas claras de cómo podemos nosotros también aprovechar diversas situaciones para testificar de Cristo sin ofender ni aburrir.
►Reconocer a la otra persona. Pablo en el v 2 indica que para él es un privilegio poder hablar con el rey Agripa. Cuanto menos agresividad y más humildad notan en nosotros, mejor entrará nuestro testimonio.
►Sencillamente decir las tres etapas de nuestra vida– Antes de Cristo (vss 4-11), el encuentro (vss 12-18) personal con Dios, el cambio (vss 19-23) que produjo ese encuentro. Para estar "siempre preparados" (1 Pedro 3:15), conviene tener pensado e incluso estudiado lo que vamos a decir en estas ocasiones.
►No pintarse como santo. A casi nadie le gusta escuchar lo buenos que somos. Pablo no oculta las cosas malas que ha hecho. Y el cambio lo atribuye al poder de Dios, no a un esfuerzo propio.
►Tener muy claro hasta dónde hay que llegar en compartir el testimonio. De lo que se trata es abrir la sed antes de ofrecer el agua de vida. Recordemos que a Pablo no se le invitó a dar una predicación evangelística sino a defenderse. Sin embargo él aprovecha al máximo sabiendo que Dios está en control. La máxima aspiración de Pablo es poder compartir su testimonio. Esto debe de ser la tuya también.
►No enfadarse ante la incomprensión por ejemplo Festo (v 24).
¿Aprovecho toda ocasión?
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