jueves, 27 de enero de 2011

El exclusivismo

Vitaminas            Hechos 22:12-21
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    Pablo no es tonto. Él entiende la mentalidad de esa multitud enfurecida porque él mismo fue antes uno de los principales perseguidores de la iglesia. Como buen conocedor de su pueblo, él sabe perfectamente cómo salvar su pellejo y evitar que le procesen. Hay una cosa principal que tiene que cuidar. Ésta tiene que ver con la relación con otras razas. ¿Qué va a hacer ahora Pablo en este momento crítico? Empieza dando un sencillo testimonio.
    A los que quieren matar a Pablo no les importa que él hable a los gentiles. Siempre el judaísmo ha admitido a cualquier raza para que se conviertan a la ley de Moisés. Tampoco reaccionan cuando nombra a Jesús de Nazaret. Siempre ha habido maestros entre el pueblo con ideas diferentes.
    Pero cuando le oyen decir que Dios le ha mandado directamente con un mensaje a los gentiles, entonces entienden que sus sospechas están fundadas. El crimen de Pablo es abrir una nueva puerta, y entonces ellos ya no tienen exclusividad como pueblo de Dios. Ellos demuestran hasta qué punto entienden el amor de Dios cuando deciden que la mejor solución es matar a Pablo.
    Hoy día quizá no seamos tan brutos pero en cualquier grupo que haya conocido el mensaje de Dios existe el peligro de decir, "Todos los demás están equivocados menos nosotros”. O se dice, “Siempre se han hecho las cosas así y ni Dios las puede cambiar. Decimos como los discípulos de Jesús, “Se lo prohibimos porque no nos sigue” (Marcos 9:38). Mientras nos sigue a nosotros puede actuar pero cuidado con empezar algo nuevo. ¿Cómo saber si alguien es de Dios? Pablo nos explica en su última carta (2 Timoteo 2) que el que sabe es Dios. Que no discutamos sobre palabras y que usemos bien la palabra de verdad, apartándonos de toda maldad. Esto es el signo de los que invocan el nombre de Cristo.
¿Estoy tan abierto como Dios?

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