miércoles, 9 de diciembre de 2009

Visión a largo plazo

Lectura cronológica 70 en los evangelios
     Esta vez Jesús se anticipa a los críticos. Les pregunta si se puede sanar en Sábado. Parece que ellos entran por el aro, porque no encontramos aquí las censuras de siempre. El enfermo es sanado y la conversación continúa. Jesús remata con un ejemplo que todos pueden entender: a los animales se les atiende incluso Sábados.
     Entonces suceden una serie de consejos en relación con las invitaciones a cenar. Observando Jesús como todos quieren la plaza de honor, les da un buen razonamiento: Es mejor que te vea el anfitrión en un lugar humilde y te haga subir, que no en un lugar demasiado alto y que todos vean como te tienes que humillar. Como en otras enseñanzas de Jesús, no hay nada malo en aspirar a un buen sitio. Es cuestión de cómo se procura.
     También hay decisiones sencillas que tienen consecuencias en la eternidad. Tienen que ver con nuestra intenciones. Es como cuando hacemos cosas para ser vistos. Dios tiene un trato definido para los que hacen ostentación de su generosidad o su religiosidad (Mateo 6:1-4). Si invitas con la intención de que te devuelvan la invitación, el Señor lo apunta en sus cuentas y dice, Ya cobró. Pero puedes invitar a los que no tienen para devolver el favor, y el Señor lo apunta como pendiente, y tu recompensa será eterna. La gratificación que se planifica con paciencia suele ser mejor que la inmediata. Y con menos efectos negativos. ¿En qué forma están aprendiendo nuestros hijos a elegir la recompensa superior y no la inmediata? ¿Qué enseñanza hemos preparado para ellos? ¿Qué ejemplo les estamos poniendo? ¿Qué oportunidades les estamos dando para practicar la paciencia?

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