jueves, 10 de diciembre de 2009

La importancia de hacer cálculos

Lectura cronológica 71 en los evangelios
Lucas 14.25-15:32

     Entre los atributos que Dios concedió a la humanidad está el cerebro. Este dispositivo me sirve, por ejemplo, para poner combustible si voy a hacer un viaje en coche. Por mucho que me ilusione el viaje, mis intenciones se verán frustradas si no pienso en las condiciones previas. Jesús nos da algunas condiciones si queremos participar con él. En sus propias plabras hay que:
  1. Aborrecer a la familia (Lucas 14:26)
  2. Cargar nuestra cruz, es decir, ir hacia la muerte (v 27)
  3. Renunciar nuestras posesiones (v 33)

     Aunque está diciendo esto en los últimos meses de su ministerio, no son pensamientos nuevos. El tomar la cruz ha de ser una práctica diaria (Lucas 9:23). Cuando él aconseja en contra de empezar a edificar una torre sin calcular los gastos, parece que está diciendo, "No empieces a seguirme si no estás dispuesto a aborrecer a tu familia y aceptar que tu destino es la muerte y renunciar tus posesiones". Con condiciones tan exigentes ¿cómo es que Jesús siga teniendo seguidores miles de años después? Hoy sería un buen día para meditar en qué significa esta renuncia y cómo nos afecta.




     Encontramos otra gente que es muy calculadora, pero que usan una tabla distinta. Los fariseos se han esmerado en presentar un aspecto tan pulcro que no se les ve nunca en presencia de gente inferior. Cuando censuran el hecho de que a Jesús siempre se le ve rodeado de gente de mala reputación, él hace 3 comparaciones que nos permiten ver y apreciar la importancia de echar una mano a la gente perdida. Hay gran regocijo cuando el pastor encuentra la oveja perdida. La mujer que perdió su moneda comparte su alegría cuando la halla. Y el hijo que vivía en perdición sólo es motivo de gozo y de fiesta para su padre cuando regresa a casa. Los fariseos podrán identificarse con el hijo mayor que resulta ser todo un aguafiestas como ellos.

     Podemos incluir en nuestros cálculos el dar prioridad a relacionarnos con personas que necesitan que les enseñemos el camino al Padre.

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