viernes, 11 de diciembre de 2009

¿En qué esfera operamos?



Lectura cronológica 72 en los evangelios
Lucas 16:1-17:10

     Un barco anclado no puede navegar. Un cristiano amarrado al dinero no puede surcar los mares superiores de la libertad en Cristo. Si me preguntas qué capítulo de Lucas me llama más la atención en los últimos años, diría el c. 16. Allí es donde Jesús dice, No podéis servir a dos señores. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Es como cuando Josué dijo al pueblo de Israel, Escogeos hoy a quién habéis de servir… Yo y mi casa serviremos al Señor (Josué 24:15). Antiguamente era Baal quién le hacía la "competencia" a Dios por los corazones de Israel (Jueces 2:13; 1 Reyes 18:21). Este dios garantizaba la fertilidad y la victoria en la guerra. Después de ser reducidos por los Asirios y los Babilonios, Israel regresó a Jerusalén con esos ídolos arrancados de su corazón (Sofonías 1:4).
     Pero, ni cortos ni perezosos, descubrieron otros dioses más prácticos. Lucas nos informa aquí que los fariseos eran amantes del dinero (16:14). Ahora un nuevo Josué (Jesús es el mismo nombre) les aclara que con esas ambiciones están cerrando la posibilidad de servir a Dios.
     Algunos cristianos, en vez de librarse de las garras del dinero, se rodean de razonamientos para demostrar que no están preso. "Es que necesito todo esto para servir al Señor". "El dinero no da felicidad, pero ayuda". "No quiero ser una carga para los demás".
     No hay que ser rico para ser siervo del dinero. Si tienes ansiedad por lo que vas a comer o vestir (Lucas 12:29), entonces las cosas materiales ya han conseguido minar tu confianza en Dios. ¿Se puede decir también que es imposible confiar en Dios y en el dinero a la vez? ¿O que no puedes amar a Dios y al dinero?
     Entre lo material y lo espiritual ¿cuál puede más? Claro que lo espiritual es lo más importante pero como dicen algunos, no pone pan en la mesa. Hacemos una separación equivocada porque lo material depende de lo espiritual. Es el Señor quien empobrece y enriquece (1 Samuel 2:7). Él es el que te da fuerzas para hacer riqueza (Deuteronomio 8:18).
     La historia de rico y el pobre Lázaro subraya la importancia de hacer amigos mediante las riquezas injustas. Y tenemos entremedio un par de comentarios que algo que tienen que ver con el tema. Primero, que no es lo mismo el divorcio que concede la ley humana y la que reconoce Dios. También hay 2 esferas, la de Dios y la de la sociedad. Y también Jesús distingue entre los tiempos antiguos y lo nuevo que se está inaugurando. El que está en medio es Juan Bautista. Hasta él llegó el Antiguo Testamento. La ley se sigue cumpliendo, pero ya bajo la dirección presencial y rigurosa de Rey Jesús. Un aspecto de esto será que la prosperidad económica que Dios garantizaba dentro de unos límites geográficos se transforma en la provisión diaria del Padre Celestial para todos los suyos.
     También hay 2 esferas de perdón (Lucas 17), lo humano y lo de la gracia de Dios. Ya no llevamos la lista de las veces que han pecado contra nosotros. Y tampoco llevamos una lista de los méritos que hemos acumulado en nuestro servicio para Dios. Nuestra relación con él es de recibir lo que él nos ha preparado.

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