miércoles, 13 de mayo de 2020

¿Quién puede terminar lo que Pablo empezó? (1 Timoteo 1)


Sin duda la iglesia de Éfeso es donde más Pablo se ha volcado. Pasó allí más tiempo que en ningún otro sitio. Se piensa que habría allí como mínimo unas cien casas donde se reunían los creyentes los domingos. En su despedida con los presbíteros de esa iglesia (Hechos 20) les comenta que no quedó nada en el tintero de la necesaria enseñanza (Aunque luego les escribe una de las cartas más hermosas de la cristiandad). Y cuando él tiene que seguir caminando por otros lugares, manda a su hombre de mayor confianza, Timoteo, para que se ocupe de la supervisión de la obra allí. Y a Timoteo le envía 2 cartas de instrucciones.

Pablo conoce bien a los efesios y su problemática y conoce bien a Timoteo y sus debilidades y sus puntos fuertes. Se ve que su cualidad principal es la fidelidad y la lealtad. En varias ocasiones es enviado por Pablo a diferentes lugares para tapar un hueco. A los filipenses dice, No tengo a nadie más que piense igual que yo y que de veras se preocupe por vuestro bien (Filipenses 2).

Te animo a leer estas epístolas pensando en algunas preguntas como, ¿Qué es lo que necesita Timoteo? Y ¿qué es lo que necesita la iglesia de Éfeso? Para empezar, me da la impresión de que tanto Timoteo como los efesios tenían que aprender más sobre la importancia de lo que se habla y cómo se habla. Vemos aquí en el comienzo (1:4) que tienen que evitar cuestiones interminables que sirven para discutir e inútiles discusiones (v 6). Timoteo era de familia griega por parte de su padre, personas que tenían fama de sus largas conversaciones filosóficas.

Y Pablo va al grano ahora. Lo más importante es el amor (v 5).

¿Dónde nace el amor? 

Y ¿qué es lo que bloquea el amor?

Y ¿por qué piensas que Pablo comparte esa descripción autobiográfica en los vss 12 a 20, y sus problemas con las personas problemáticas?



Saludo

1:1- Pablo, apóstol de Jesucristo, enviado por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, 2- a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe. Que Dios nuestro Padre y Cristo Jesús nuestro Señor derramen su gracia, su misericordia y su paz sobre ti.

Contra las falsas doctrinas

3- Como ya te rogué al irme a la región de Macedonia, quédate en Éfeso, para ordenar a ciertas personas que no enseñen ideas falsas 4- ni presten atención a cuentos y cuestiones interminables acerca de los antepasados. Estas cosas solo sirven para discutir y no ayudan a aceptar con fe el plan de Dios.

5- El propósito de esa orden es que nos amemos unos a otros con el amor que proviene de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. 6- Algunos se han desviado de esto y se han perdido en inútiles discusiones. 7- Quieren ser maestros de la ley de Dios, cuando ni siquiera entienden lo que ellos mismos dicen ni lo que enseñan con tanta seguridad.

8- Sabemos que la ley es buena, si se usa de ella conforme al propósito que tiene. 9- Hay que recordar que ninguna ley está hecha para quienes practican el bien. La ley está hecha para castigar a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, 10- a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza.

11- Y esta sana enseñanza es la que se encuentra en el glorioso evangelio que el Dios bienaventurado me ha confiado.

La misericordia de Dios con Pablo

12- Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, que me ha dado fuerzas, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio. 13- Y eso que yo antes le ofendía con mis palabras, le perseguía y le insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era creyente y no sabía lo que hacía. 14- Y así nuestro Señor derramó abundantemente su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que tenemos por nuestra unión con Cristo Jesús.

15- Esto es muy cierto y todos deben creerlo: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16- Por eso, Dios tuvo misericordia de mí, para que Jesucristo mostrara en mí el primero toda su paciencia. Así yo vine a ser ejemplo para aquellos que por creer en él obtendrán la vida eterna. 17- ¡Honor y gloria por siempre al Rey eterno, al inmortal, invisible y único Dios! Amén.

18- (18-19) Timoteo, hijo mío, te doy este encargo para que pelees la buena batalla con fe y buena conciencia, conforme a lo que antes dijeron los hermanos que hablaron de ti en nombre de Dios. Algunos, por no haber hecho caso a su conciencia, han fracasado en su fe. 20- Esto les ha pasado a Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no ofender a Dios con sus palabras.


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