lunes, 8 de abril de 2019

No entendemos nuestra autoridad (1 Corintios 6)

08-abr

El historiador pagano Celso (2º siglo) se quejó de los cristianos por sus pleitos, afirmando que no había fieras más feroces que unos cristianos contra otros cuando no son perseguidos. 

¡Cómo va Pablo recabando información sobre este grupo en Corinto: divisiones (por los informadores de Cloé - 1:11), carnalidad, inmoralidad y ahora pleitos.

Encuentro un hilo de enseñanza en algunas de las instrucciones que él da en estos capítulos. Una cosa que subyace su doctrina es el hecho de que los cristianos tenemos autoridad. Esto tiene sentido cuando recordamos que somos seguidores de uno que dijo que podía ponerse a cargo de 12 legiones de ángeles combatientes. Los cristianos tienen autoridad suficiente para presentarse ante Dios directamente, sin la intermediación de Pablo o de Pedro, Jesús es nuestra sabiduría (1 Corintios 1:30). Los cristianos tienen autoridad para intervenir en la vida de un miembro que vive escandalosamente. Y ahora, tienen autoridad para decidir sobre caso de desacuerdo entre nosotros, por encima de un juez "oficial". Pero éstos no ha hecho uso de su autoridad, sino que están dependiendo de un sistema inferior, los tribunales humanos. Tratándose de cosas temporales, sería mejor incluso (1 Corintios 6:7) ceder ante el contrario como enseñan Jesús en Mateo 5:40. Es decir, demostrar que no somos esclavos de las cosas materiales.

6:1-  ¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra su prójimo, a ir a juicio ante los incrédulos y no ante los santos?  2-  ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no sois competentes para juzgar los casos más triviales?  3-  ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más asuntos de esta vida!  4-  Entonces, si tenéis tribunales que juzgan los casos de esta vida, ¿por qué ponéis por jueces a los que nada son en la iglesia?  5-  Para vergüenza vuestra lo digo. ¿Acaso no hay entre vosotros algún hombre sabio que pueda juzgar entre sus hermanos,  6-  sino que hermano contra hermano litiga, y esto ante incrédulos?  7-  Así que, en efecto, es ya un fallo entre vosotros el hecho de que tengáis litigios entre vosotros. ¿Por qué no sufrís mejor la injusticia? ¿Por qué no ser mejor defraudados?  8-  Por el contrario, vosotros mismos cometéis injusticias y defraudáis, y esto a los hermanos.  9-  ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,  10-  ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.  11-  Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.  12-  Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.  13-  Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos. Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.  

También Pablo se ve obligado a recordarles que la forma en que usamos el cuerpo influirá en nuestro eterno destino. 

14-  Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros mediante su poder.  15-  ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo!  16-  ¿O no sabéis que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella? Porque El dice: LOS DOS VENDRAN A SER UNA SOLA CARNE.  17-  Pero el que se une al Señor, es un espíritu con El18-  Huid de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo.  19-  ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  20-  Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.  

En estos pueblos con sus pequeños terrenos para el cultivo, la cuestión de propiedad ha sido una constante. Antiguamente las monjas que trataban de conciliar en casos de disputas sobre lindes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario