domingo, 2 de diciembre de 2018

Enseñanza repetida

02-dic 


Mat 15:29-38
29  Y pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí.
30  Y vinieron a El grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos y los pusieron a sus pies y El los sanó;
31  de modo que la muchedumbre se maravilló al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban restaurados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
32  Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, les dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino.
33  Y los discípulos le dijeron*: ¿Dónde conseguiríamos nosotros en el desierto tantos panes para saciar a una multitud tan grande?
34  Jesús entonces les dijo*: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete, y unos pocos pececillos.
35  Y El mandó a la multitud que se recostara en el suelo;
36  y tomó los siete panes y los peces; y después de dar gracias, los partió y empezó a darlos a los discípulos, y los discípulos a las multitudes.
37  Y comieron todos y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.
38  Los que comieron fueron cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Mar 7:31-37, 8:1-9
31  Volviendo a salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y llegó al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis.
32  Y le trajeron* a uno que era sordo y que hablaba con dificultad, y le rogaron* que pusiera la mano sobre él.
33  Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con la saliva;
34  y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente y le dijo*: ¡Effatá!, esto es: ¡Abrete!
35  Y al instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad.
36  Y Jesús les ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban.
37  Y se asombraron en gran manera, diciendo: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.

8:1  En aquellos días, cuando de nuevo había una gran multitud que no tenía qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo*:
2  Tengo compasión de la multitud porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer;
3  y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.
4  Sus discípulos le respondieron: ¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
5  Y El les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos respondieron: Siete.
6  Entonces mandó a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a la multitud.
7  También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran.
8  Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas.
9  Los que comieron eran unos cuatro mil; y los despidió.

El mapa de arriba tiene la letra en portugués pero lo entendemos. Cuando Jesús multiplicó los panes para 5.000 personas, estaba al norte de Mar de Galilea. Cuando lo de los 4.000 se encontraba en otro viaje al sur. No se trata de un mismo evento contado en diferentes maneras por distintos cronistas. Por lo tanto cuando en Mateo 15:33 los discípulos piensan que se trata de una tarea imposible, están demostrando que Jesús tenía razón cuando en una ocasión les llama duros de corazón. Además, Jesús utilizó estos dos milagros similares (Marcos 8:19-20) para una importante enseñanza. 

¿Alguna vez ha sido necesario decirte 2 veces la misma cosa para que aprendieras? ¿O mil veces?


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