Vitaminas (Lectura mínima) Santiago
1:19-25
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Cada vez que tengo que exponer la Palabra de Dios a un grupo
de oyentes me da cierto miedo. Lo que temo es que se aumente el conocimiento
sin aumentar la práctica. Esto es un gran peligro. Cuando Jesús termina la
enseñanza del sermón del monte, da una advertencia: el oír sus palabras sin
obedecer es como edificar sobre la arena, tiempo perdido.
Es más, cuanto más se sabe, más estricto será el juicio.
(Mateo 10:15). Por eso uno de los temas de Santiago es la importancia de
hacer y no solamente saber (1:22).
¿Por qué dice que el oír sin hacer es engañarse a si mismo?
Porque el ser humano es muy propenso a inventarse excusas. No cabe duda que la
enseñanza de Jesús es muy exigente y muchas veces contraria a nuestras
costumbres. Por ejemplo nuestra forma de hablar (1:26). No podemos decir que
tenemos fe en Dios si nos dedicamos a la crítica, a los insultos, y a las
quejas.
Toda enseñanza
evangélica que nos entra por la oreja ha de practicarse por los demás miembros
del cuerpo.
¿Qué enseñanza no estoy practicando?
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