lunes, 14 de marzo de 2011

Obligado a defenderse

Aperitivo                            2 Corintios 11:8-14
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    Pablo no solamente prescindió de toda palabra altisonante y de filosofías para impresionar a la gente, sino que también decidió ser un trabajador más allí en Corinto. Él tenía la opción de cobrar sus servicios pero parte de su estrategia era poder decir luego que no había dependido de nadie. Ejerció su oficio de fabricante de tiendas (Hechos 18:3). Aquí en su carta, sin embargo, se refiere a otro medio de sustento que tenía. He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me cuidé y me cuidaré de seros una carga. Sus críticos dirían, “Mira qué opinión tiene de si mismo. No se atreve siquiera a pedir un sueldo".
    Tal vez, por haberles visto tan dispuestos a criticarle, Pablo decidió desde el principio que por lo menos no le iban a criticar de haber vivido a costa de ellos. Así se diferencia de los falsos apóstoles (11:13), que despluman a los creyentes ingenuos.
    Hay otra manera en que Pablo se diferencia. Aparte de las señales milagrosas que son la tarjeta de presentación de un auténtico apóstol (12:12), también ellos son pioneros en el sufrimiento. Son hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Hechos 15:26). Siguen las pisadas de Jesús, quien entró desarmado en territorio enemigo e hicieron con él lo que querían. Pablo ahora comienza a relatar las auténticas pruebas de su apostolado. Azotes, cárceles, peligros, naufragios, etc. El hecho de no buscar una vida cómoda es una clara indicación de que sigue muy cerca de Cristo.
No olvidemos el por qué de todo este sufrimiento de Pablo – Os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo

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