martes, 15 de marzo de 2011

Compensación
Aperitivo                          2 Corintios 12:1-10
Menú completo                2 Corintios 12

    En ciertos juegos, como el golf, los jugadores buenos reciben un “handicap”, es decir, un déficit en su puntuación, para nivelar sus posibilidades al competir con los menos expertos. La carrera de Pablo había llegado tan alto, que Dios le vio necesitado también de un handicap. Ya hemos visto como él mismo elegía presentarse de una manera sencilla, con el fin de no arrollar a los oyentes. Y hemos visto que la carrera de los grandes apóstoles incorpora también el sufrimiento. Pero Pablo, quien nos ha contado que en nada ha sido menos que los grande apóstoles, recibió de Dios un regalo especial. Es algo en su carne, su físico. Es algo que le debilita. Es algo que viene de parte de Satanás, con el permiso de Dios. Es algo tan incómodo, que él se presenta delante de Dios para pedir que le sea quitado. ¡Solicitud denegada! Presenta la solicitud otra vez, y luego una tercera vez. Lo que sí recibe es una respuesta que le satisface. Dios le dice, Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad (12:9).
    Desde su misma conversión Pablo acostumbra a tomar en serio lo que Dios le dice, así que ya tiene motivo de gozarse en debilidades, insultos, necesidades, persecuciones y angustias. Esto para él no es una teoría, sino una realidad. Creo que la explicación es bastante obvia. Cuando somos los fuertes, entonces sentimos menos necesidad de Dios. La explicación que le da Dios es que si no fuera por este aguijón, que le pincha continuamente, tendría el peligro de darse demasiada importancia. Si hubiese más espacio me gustaría hacer una lista de debilidades que nos obligan a confiar más en Dios. Por ejemplo, la falta de energía para cumplir con los trabajos. Sigue con la lista. ... 
Un buen texto para meditar es la reacción de Pablo en 2 Corintios 12:10

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