miércoles, 10 de febrero de 2010

Interrupciones


    Mientras Cornelio habla con Dios, de repente Dios empieza a hablar con él (v 30). Parece que lo que menos espera es escuchar a un hombre resplandeciente dando órdenes. Mientras Pedro espera que le den de comer le sobreviene un éxtasis y ve el cielo abierto (v 10). Mientras piensa en lo que ha visto llegan visitas inesperadas (v 17). Luego, mientras predica, antes de presentar su conclusión, la gente empieza a hablar todos a la vez, en lenguas, como en el día de Pentecostés.
    Si buscas la palabra mientras en este capítulo, verás que Dios tiene un plan y que lo único que necesita es que los hombres abandonen sus planes para permitir las interrupciones de Dios. ¡Benditas interrupciones! Benditos los hombres que son capaces de escuchar la voz de Dios, como vimos ayer en el caso de Ananías y Bernabé. Parece que Dios no se ve obligado a presentarnos un “planning” con todos los detalles por escrito. 
    Quizá quien más dificultad presenta es Pedro. No es suficiente que Dios le hable, sino que tiene que ser mediante una visión dramática, y repetida 3 veces. A la tercera ¿habrá pensado en las 3 veces que negó al Señor? También habrá dificultad con los demás veteranos, como veremos en el capítulo siguiente. 
    Son interrupciones para nosotros pero no para Dios. Cuanto más cerca estamos de él, menos interrupción será su intervención en nuestra vida también. Los que estaban cerca del tabernáculo en el desierto mirándolo eran los primeros en ver moverse la columna de nube que indicaba a dónde iban. 
    Una opinión personal: creo que Dios tiene pensadas para su pueblo en España acontecimientos por lo menos tan dramáticos como la llegada del Espíritu Santo a casa del militar romano.
¿Qué hará Dios cuando consiga nuestra atención?

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