martes, 9 de febrero de 2010

Gente no tan normal


    Saulo pertenece a una minoría. La gente en general se deja llevar, pero hay personas que quieren llevar sus principios hasta el final. Este hombre es de esas personas. Desde pequeño le han enseñado la fe de Abraham, de Moisés y David. Llegó a Jerusalén de su provincia lejana para ser enseñado por los fariseos. Éstos le advirtieron sobre el peligro que se presentaba en el movimiento de los seguidores de Jesús de Nazaret. Saulo no puede ser un mero espectador de la vida. Tiene que participar al máximo.
    Le vemos primero guardando la ropa de los que matan a Esteban (7:58). Le llaman joven. ¿Cuántos años tendrá? Tal vez unos 30. A continuación le vemos respirando amenazas y muerte (7:1), el principal enemigo de los cristianos.
    Aunque al final de este capítulo vemos a Pedro en su obra pastoral, los principales protagonistas ya no son los apóstoles. Saulo, por cierto llegará a serlo, pero es un hombre que viene de fuera. Ananías (9:10-17) también es un creyente normal. Y Bernabé, que juega un papel principal en esta historia, empezó, como vimos, entregando su herencia para los pobres.
    Hoy día gozan de gran prestigio nuestros seminarios cristianos. El tener un doctorado del seminario tal parece garantía de solvencia ministerial. Como producto de estas escuelas y habiendo enseñado también, observo que faltan algunas de las asignaturas bíblicas. Caminar por ahí 3 años con el Maestro; entregar todos sus bienes; o, como en el caso de Saulo, encarcelar a cristianos. El padecimiento parece formar parte del curso básico también (v 16).
    Me impresiona el instinto de Bernabé (v 27). Él y Ananías (Hechos 9:10) son hombres que saben escuchar a Dios, aunque no se hayan graduado del Primer Seminario Evangélico de Jerusalén.
¿Cómo puedo aprender a escuchar a Dios?

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