jueves, 3 de diciembre de 2009

3 Peticiones


Lectura cronológica 64 en los evangelios
  1. Un maestro de la ley quiere tener vida eterna
     ¿Es sincero? Hace la misma pregunta que otro hombre principal (Lucas 18:18), ¿qué haré para heredar la vida eterna?  ¿Qué dirías tú si alguien te pregunta cómo tener vida eterna? Y de hecho ¿qué haces para tenerla? La respuesta de Jesús sí es sincera. A uno le dice, da lo que tienes a los pobres y a éste, ama a tu prójimo, aunque no te caiga simpático, o algo así. Pablo dice que Dios da vida eterna a los que perseveran en hacer el bien (Romanos 2:7). ¡Vaya, y yo pensaba que la vida eterna era por creer en Jesús (Juan 3:16)! Aunque me gustan los temas que superan nuestra capacidad mental, me parece que hay una pista para entender esta aparente contradicción. En la preparación para seguir a Jesús y recibir la vida eterna, Juan Bautista a todos les recetaba una acción. La gente tenía que arrepentirse de su egoísmo y de alguna manera demostrar el cambio. Así que, el primer paso para este maestro de la ley es bajarse de su orgullo y aprender de uno de los despreciados samaritanos.
  1. Una amiga quiere ayuda en la cocina
     Creo que Marta nos cae simpática a todos. La veremos otra vez cuando es enterrado su hermano. Aunque viven con ella una hermana y un hermano, es ella la que recibe a Jesús en su casa. Activa, habladora, lanzada, empeñada en servir a Jesús, en esta ocasión no ve más que su propio ámbito. Podía haber hecho lo que hizo Sharon. Cuando diseñó nuestra cocina, la dejó abierta hacia la mesa del comedor para no perder las conversaciones. De esa manera María podía haber ayudado a su hermana sin perder la enseñanza de Jesús. Lo que desea Marta es un poco de ayuda. Lo que Jesús le da es mejor que lo que pide (Lucas 25:42). Con esa respuesta ella puede restaurar su perspectiva.
  1. Los discípulos quieren aprender a orar
     A veces olvidamos que cuando Jesús enseñó el Padre Nuestro, dio un ejemplo sobre la actitud que tenemos que desarrollar cuando oramos. Igual que en otro ejemplo (el del juez injusto, Lucas 18), el que para los efectos de la historia representa a Dios es una persona que no tiene ganas de ayudar. De modo que, si Dios sí nos quiere responder, cuanto más merece la pena estar pendiente de él y no buscar ayuda en ninguna otra fuente. 

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