sábado, 21 de noviembre de 2009

Jesús se centra en sus aprendices

Mirando al futuro - Mateo 16:27-17:8; Mar 8:38-9:8; Lucas 9:26-36

     Cuando Jesús en Mateo 16 anuncia su muerte y después corrige el concepto equivocado que tiene Pedro, luego continúa y asigna una cruz a cada uno de nosotros. Pero no termina allí, sino que vincula esa cruz con la recompensa que él da según la conducta de cada uno. Así que, la cruz lleva a la corona. Y algunos de los que le escuchan van a ver, antes de morir, al hijo del hombre venir en su reino con poder (Mateo 16:28 y Marcos 9:1). En cuanto al cumplimiento de esa profecía me convencen los comentaristas que nos dirigen la atención a la asombrosa expansión del Reino de Cristo desde Jerusalén y por todo el imperio romano. Vino con poder contra viento y marea después de la resurrección de Jesús.
     El evento que sucede 6 días después deja muy marcado a Pedro. En 2 Pedro 1:18 se refiere a lo que escuchó desde el monte santo. El estar allí con Jesús y Moisés y Elías robusteció su confianza. Pasado el tiempo, Pedro ya no quiere poner un santuario en el Monte de Transfiguración, sino una casa espiritual (1 Pedro 2:5). Todas las experiencias por las que le lleva Jesús le están preparando para realizar con éxito su ministerio.

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