Aperitivo Apocalipsis 19:1-8
Menú completo Apocalipsis 18-20
Aunque las imágenes que Juan intenta comunicarnos son de una gran variedad, hay ciertos elementos continuos en todo este libro profético. Encontramos repetidas veces a los 24 ancianos, a los que conocimos en el comienzo (c 4, 5, 7, 11, 14, 19). Ellos siguen con su adoración como si representasen los 12 patriarcas de Israel mas los 12 apóstoles del Cordero, observando todo lo que Dios hace por su pueblo.
También es fijo el tema de la justicia de Dios, que se viene anhelando desde tiempos remotos. No sólo hay armonía dentro de este libro, sino una consonancia con toda la Biblia. Babilonia, de cuya caída somos testigos, tiene sus comienzos en Génesis 10:9. Es un foco del poder humano y de la rebeldía contra Dios. Babilonia llevó cautivo al pueblo de Judá y entra en las grandes profecías de Daniel. Ahora su caída es definitiva. Se puede decir que el mensaje del Apocalipsis es una profecía definitiva. Toda injusticia se endereza. Todos los anhelos del pueblo de Dios se cumplen. Todo enemigo es derrotado sin capacidad de volverse a levantar. Y definitivo es el matrimonio entre Cristo y su iglesia, por los siglos de los siglos. El destino de todo ser humano, según las decisiones que tomó en la tierra, ahora se fija por la eternidad.
La alabanza siempre tiene un porque. Porque tú nos has creado... Porque nos has redimido... Aquí es Porque sus juicios son verdaderos y justos. Y, Porque el Señor nuestro, Dios poderoso, reina (19:6) y, Porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente (19:7).
El Apocalipsis nos enseña que la historia termina bien, que el mal no vence, que Dios jamás perdió el control.
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