Aperitivo Apocalipsis 5:11-14
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Una vez estuvimos comentando cualidades de cristianos, preferiblemente que empezaran con la letra “A”. Naturalmente destaca el amor y también la alegría. Todo esto va relacionado con la palabra ALABANZA. En el último libro de los que Dios nos ha dado, el Apocalipsis, o Revelación, vemos varias escenas del cielo. Veinticuatro ancianos, ángeles, seres simbólicos, y una gran multitud de toda lengua, pueblo y nación. Todos ALABAN al Señor.
Lo que hacemos de forma incompleta en la tierra se hará plenamente en el cielo. En este mundo sufrimos. Juan mismo, el que escribe esta profecía, se considera nuestro compañero en tribulación (1:9). Pero tenemos grandes motivos de alabar a Dios.
Le alabamos por nuestra existencia. Nos creó (Apocalipsis 4:11). Le alabamos porque nos ha comprado con su sangre (5:9). Le alabamos porque trae justicia al planeta (11:17). Le alabamos porque Cristo el marido celebra la boda (19:11) con la Iglesia, la esposa.
Uno de los aspectos más destacados de la Iglesia de Jesucristo es su capacidad de alabar a Dios en medio de dificultades. De hecho, sabemos que las cosas no son como parecen. Jesucristo, que vivía en pobreza (no tenía ni propiedad donde descansar), en medio de sus enemigos, era el único que estaba en control de las circunstancias. Juan, en medio de gran persecución escribe el futuro del planeta. La gran multitud tiene la cualidad de que salen de La Gran Tribulación (7:14). Hermano, tu condición es la de reinar ahora (Romanos 5:17). Ninguna de las circunstancias negativas representa tu verdadera condición. Pablo y Silas, alabando a Dios en la cárcel, estaban en control de las circunstancias más que el carcelero. ¡Que nuestra alabanza refleje nuestra condición!
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