Aperitivo (Lectura mínima) Apocalipsis 2:1-7
Menú completo Apocalipsis 1-3
Siete iglesias reciben la carta que llamamos Apocalipsis. La principal es la de Éfeso, donde Pablo pasó más tiempo estableciendo la iglesia que en ningún otro sitio. Las otras 6 son de la misma provincia de Asia donde todos (Hechos 19:10) pudieron escuchar el evangelio. Es decir, que el Apocalipsis va dirigido al grupo de iglesias que representan el último fruto de la labor del apóstol a los Gentiles. (Aunque es probable que Pablo fue luego a España, ese ministerio no está incluido en el Nuevo Testamento)
Pablo oraba mucho por los creyentes en Éfeso (Efesios 1:16 y 3:14). Advertía que iba a haber problemas (Hechos 20:29). Luego los escritos patrísticos sitúan allí a Juan, cuidando esa gran iglesia después de la muerte de Pablo. Juan sufre la deportación a una isla en el Mediterráneo, desde la cual escribe esta profecía.
¿Por qué, en un libro que se va a centrar en los acontecimientos finales relacionados con el establecimiento del reino de Cristo, se comienza con siete breves mensajes animando y advirtiendo a estas iglesias? Ellas son los testigos que pasan la antorcha a las siguientes generaciones. Se enfrentan a peligros. Pueden perder el lugar de su candelabro (2:5).
Evidentemente la iglesia de Éfeso perdió su testimonio. Toda esa zona cayó bajo la influencia del Islam. A veces me he preguntado qué pasó con las oraciones de Pablo. Ahora creo que cuando Dios quitó el candelabro de Éfeso y puso otras iglesias en su lugar, esas iglesias se benefician de las oraciones y de lo que Dios va añadiendo (Apoc 8:3).
La iglesia de Éfeso es la que trabajó mucho pero perdió su primer amor (2:4).
¿Cómo está el candelabro de nuestra iglesia?
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