Texto de la semana – Romanos 11:30-36
Menú completo Romanos 13 y 14
Cuando leemos estas instrucciones para la vida cristiana nos damos cuenta que siempre hay un peligro por los extremos. Pongamos por ejemplo que llega un creyente a nuestra iglesia, que tiene ideas no muy maduras. Un extremo sería cerrarle la puerta, que vaya a otro sitio. Eso iría en contra de Romanos 14:1, que dice que hay que recibir al débil en la fe. Otro extremo sería abrirnos hacia él con el único objetivo de hacerle cambiar de ideas. Eso iría en contra de las palabras, pero no para contender sobre opiniones.
En el momento en que dejamos de alimentarnos de la Palabra y por lo tanto dejamos de crecer, existe el peligro de caer en algún extremo. Me parece que la Palabra de Dios no solamente está por encima de nuestra mente humana como vimos en el c 11, sino que está por encima de todo intento de sistematizarla y está por encima de nuestra capacidad de asimilar en unos años de estudio. Nos tiene que servir de alimento continuo.
Estaban entrevistando a un militar de Liberia, cuya compañía había cometido atrocidades con los pueblos que atacaban. El entrevistador preguntó ¿os tuvieron que suministrar alguna especie de droga para que fuerais capaces de cometer semejantes barbaridades? –Claro que no– contestó el hombre. –Soy cristiano, no tomo drogas. No nos cabe en la mente esa clase de cristiano pero he escuchado decir a evangélicos en España, cuando encontraban en el Nuevo Testamento algo que no les gustaba, –Eso es una recomendación, pero no es necesario.
Tenemos que vigilar. El camino que lleva a la vida es estrecha (Mateo 7:14). Nuestro equilibrio viene del poder del Espíritu Santo mediante la Palabra de Dios.
¿Qué parte de este texto bíblico se aplica a mi situación hoy?
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