Este texto de la Biblia tiene un problema. Es demasiado conocido. ¿Quién no sabe que hay que ser pequeño como un niño para ser grande en el reino de los cielos? ¿Y quién lo toma en serio?
Los niños tienen una ventaja, saben que son pequeños. A los mayores nos resulta más difícil. Según esta enseñanza de Jesús tenemos que hacer un esfuerzo, hacernos como niños. Lo que nos sucede muchas veces es que tenemos la actitud de los discípulos y decimos, “¿Quién es el mayor?” Satanás dice, “Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios” (Isaías 14:13). El seguidor de Cristo dice, “Me he comportado... como un niño” (Salmo 131:2).
En ningún momento
dice Jesús que el deseo de ser grande es malo. Al contrario, Dios desea
compartir su grandeza con nosotros. Pero nos equivocamos respecto al camino
hacia la grandeza. Cuando no nos nombran para puestos de autoridad, podemos
estar contentos porque nos están ayudando a perder importancia, a ser como
niños, y a encaminarnos hacia la auténtica grandeza que da Dios.
A propósito,
Mateo 18 entero es un plato excelente.
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