jueves, 2 de septiembre de 2021

El cariño de Dios


    ¿Tus padres tuvieron un nombre especial para ti? Recuerdo que mi padre llamaba a mi hermanita, schaeflein, corderita. En Deuteronomio 33-34 Dios sigue usando el apodo Jesurún, que introdujo por primera vez en el 32:15. 

    Vemos la añoranza de Dios (33:5), de tener un pueblo fiel. Hizo esta nación diferente de todas las naciones de alrededor. Los moabitas, los edomitas, los filisteos, etc., eran monarquías, pero al instituir la ley en Sinaí, Dios mismo se establece como rey. La administración está en manos de los sacerdotes. Aunque ya se prevé como el pueblo en su afán por ser como los demás exigirá un rey visible y Dios ha dictado los términos (Deuteronomio 17) por los que el rey mismo tendrá que seguir dependiendo de Dios. 

    Estos 2 capítulos al final de Deuteronomio se centran en un futuro lejano cuando Dios consiga ganar de forma definitiva a su querido "Jesurún", que, curiosamente, significa "justo", "íntegro", "fiel". Nada es comparable al Dios de Jesurún. (33:26) que cabalga con majestad sobre las nubes del cielo para venir en tu ayuda

    ¿Te has fijado en las bendiciones que da Moisés a las 12 tribus? Hay una gran similitud con la bendición de Jacob para sus hijos (Génesis 49). Pero también hay un gran contraste. Jacob reparte algún castigo a sus hijos desobedientes, mientras que Moisés sólo ofrece bendiciones. Aunque ni siquiera es patriarca de la nación, sino miembro de una de las tribus. Pero ha ganado este derecho por su relación con Dios, que tiene una hermosa descripción en los últimos 3 versículos del libro.

    ¿Cuál de las 12 tribus falta en estas bendiciones? Hubo 2 hijos de Jacob que por su violencia recibieron de su padre una maldición. Una de esas 2 tribus, sin embargo, ganó luego una bendición especial por ser violenta contra el mal. La otra de las 2 desaparece de esta lista, aunque reaparece más adelante, por ejemplo en la lista de tribus en Apocalipsis 7. 

    Regresando al capítulo 32 leemos (v 15), Pero engordó Jesurún y dio coces (tanto engordó, que brillaba de grasa), y abandonó a Dios, su creador; despreció a su protector y salvador. 

    Siglos más tarde cuando llega su verdadero Rey el Mesías, dice, “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero no quisisteis! Pues mirad, vuestro hogar va a quedar desierto. Y os digo que ya no volveréis a verme hasta que digáis: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’”  (Mateo 23:37-39). Muchos judíos han aceptado a su Mesías pero en 2021 Israel todavía no está en condiciones. Los líderes, príncipes, todavía no lo admiten. Los que aceptan a Jesús son marginados. Puedes ser ateo en Israel pero no puedes creer en Jesús. Por eso hay personas en Israel todavía como José de Arimatea, creyente en secreto. Quedamos a la espera de la plenitud de la nación de Israel.




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