- Pablo sabía que algunos de los líderes de la iglesia de Éfeso (Hechos 20:30) iban a intentar crear grupos particulares alrededor de su persona.
- Pablo pasó más tiempo allí que en ninguna otra iglesia (3 años).
- Pablo realizaba curaciones "a distancia", debido a que estaba dedicado a su trabajo de fabricar tiendas de campaña.
- El último encargo de Pablo a su ayudante Timoteo fue ubicarse allí para enderezar la iglesia.
- La historia nos relata que el apóstol Juan con María la madre de Jesús fueron allí a vivir.
- Algunos piensan que el Evangelio de Juan se escribió inicialmente para la iglesia de Éfeso.
- Una de las epístolas más sublimes fue dirigida a esta iglesia.
- La obra en Éfeso comienza con un "Nuevo Pentecostés". Como en Jerusalén, Samaria y Cesarea, el Espíritu Santo viene sobre el grupo y hablan en lenguas. (Aunque en esta ocasión no está presente Pedro.)
- Hubo un movimiento importante en contra de la iglesia por parte de los fabricantes de ídolos, que la consideraban una amenaza para su negocio.
- No tenían edificio para reunirse y utilizaban casas particulares, algunos piensan que había cientos de estos grupos, cada uno con su presbítero. Gran parte de la obra de Timoteo consistía en el nombramiento y supervisión de estos líderes.
- Éfeso es la principal iglesia de las 7 a las que va dirigido el libro del Apocalipsis.
- Durante el primer siglo es la iglesia cristiana principal.
Por fin Pablo cumple su deseo de predicar el Evangelio en Asia donde Éfeso es la ciudad más importante
Pablo en Éfeso
19:1- Mientras Apolos se hallaba en Corinto, Pablo
atravesó la región montañosa y llegó a Éfeso. Encontró allí a varios creyentes,
2- a quienes preguntó:
–¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando os hicisteis
creyentes?
Ellos contestaron:
–Ni siquiera habíamos oído hablar del Espíritu Santo. 3- –Pues
¿qué bautismo recibisteis? –les preguntó Pablo.
Le respondieron:
–El bautismo de Juan. 4- –Sí –les dijo Pablo–, Juan
bautizaba a los que se convertían a Dios, pero les decía que creyeran en el que
vendría después de él, es decir, en Jesús. 5- Habiendo oído esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús; 6- y cuando Pablo les impuso las manos
vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en otras lenguas y comunicaban
mensajes proféticos. 7- Eran en total como unos doce hombres. 8- Durante tres
meses, Pablo estuvo acudiendo a la sinagoga, donde anunciaba el mensaje sin
ningún temor, y hablaba y trataba de convencer a la gente acerca del reino de
Dios. 9- Pero como algunos se negaban tercamente a creer, y ante la gente
hablaban mal del nuevo camino, Pablo se apartó de ellos y llevó a los creyentes
a la escuela de un tal Tirano. Allí hablaba todos los días, 10- y así lo hizo
durante dos años, de modo que cuantos vivían en la provincia de Asia, tanto
judíos como no judíos, oyeron el mensaje del Señor. 11- Y Dios hacía tan
grandes milagros por medio de Pablo, 12- que hasta los pañuelos o las ropas que
habían sido tocadas por su cuerpo eran llevadas a los enfermos, y estos se
curaban de sus enfermedades y los espíritus malignos salían de ellos. 13- Pero
algunos judíos que andaban por las calles expulsando espíritus malignos
trataron de usar para ello el nombre del Señor Jesús. Decían a los espíritus:
“¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo anuncia, os ordeno que salgáis!” 14- Esto
hacían los siete hijos de un judío llamado Esceva, que era un jefe de los sacerdotes.
15- Pero en cierta ocasión les contestó el espíritu maligno:
–Conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero vosotros,
¿quiénes sois? 16- Al propio tiempo, el hombre que tenía el espíritu maligno se
lanzó sobre ellos, y con gran fuerza los dominó a todos, maltratándolos con
tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos. 17- Todos los que
vivían en Éfeso, judíos y no judíos, se enteraron de lo ocurrido y se llenaron
de temor. De esta manera crecía la fama del nombre de Jesús. 18- También muchos
de los que creyeron llegaban confesando públicamente todo lo malo que antes
habían hecho, 19- y muchos que habían practicado la brujería trajeron sus
libros y los quemaron en presencia de todos. Calculado el valor de aquellos
libros, resultó ser como de unas cincuenta mil monedas de plata. 20- El mensaje
del Señor iba así extendiéndose y demostrando su poder. 21- Pasado todo esto,
Pablo decidió recorrer Macedonia y Acaya y continuar luego su viaje hasta
Jerusalén. Y se decía a sí mismo que después de ir a Jerusalén tendría que ir
también a Roma. 22- Envió entonces a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo
y Erasto, en tanto que él se quedaba por algún tiempo más en la provincia de
Asia.
El alboroto de Éfeso
23- Por aquel tiempo, y a causa del nuevo camino, hubo en
Éfeso un gran alboroto 24- provocado por un platero llamado Demetrio. Este
hombre fabricaba figuritas de plata que representaban el templo de la diosa
Artemisa, con lo que proporcionaba buenas ganancias a los que trabajaban con
él. 25- Reunió, pues, a estos y a otros que trabajaban en oficios semejantes y
les dijo: “Compañeros, todos sabéis que nuestro bienestar depende de este
oficio. 26- Pero, como podéis ver y oir, ese tal Pablo anda por ahí diciendo
que los dioses fabricados por los hombres no son dioses, y ha convencido a
mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia.
27- Esto es muy peligroso, porque nuestro negocio puede venirse abajo. Además,
incluso el propio templo de la gran diosa Artemisa puede perder su prestigio, y
entonces será despreciada la grandeza de esta diosa que se adora en toda la
provincia de Asia y en el mundo entero.” 28- Al oir esto, los reunidos se
llenaron de furor y gritaron:
“¡Viva
la Artemisa de los efesios!” 29- Se produjo así una confusión en toda la
ciudad. La gente se lanzó sobre Gayo y Aristarco, los dos hombres de Macedonia
que acompañaban a Pablo, y los arrastraron hasta el teatro. 30- Pablo quería
entrar allí para hablar a la gente, pero los creyentes no le dejaron. 31- También
algunos amigos suyos de entre las autoridades de Asia le mandaron aviso de que
no se metiera allí. 32- Entre tanto, en la reunión, unos gritaban una cosa y
otros otra, pues la gente estaba alborotada, aunque la mayoría ni siquiera
sabía para qué se habían reunido. 33- Pero algunos de ellos explicaron el
asunto a Alejandro, a quien los judíos habían empujado al frente de todos.
Alejandro hizo señas con la mano para pedir silencio y hablar en defensa de los
judíos delante del pueblo: 34- pero al darse cuenta de que también él era
judío, gritaron todos durante un par de horas: “¡Viva la Artemisa de los
efesios!” 35- Cuando por fin el secretario de la ciudad logró calmar a la
gente, dijo: “Ciudadanos de Éfeso, todo el mundo sabe que esta ciudad ha sido
encargada de cuidar el templo de la gran diosa Artemisa, y la imagen de ella
que cayó del cielo. 36- Nadie puede negar esto, así que calmaos y no hagáis
nada sin pensarlo bien. 37- Porque estos hombres que habéis traído no han
profanado el templo ni han hablado mal de nuestra diosa. 38- Si Demetrio y los
que trabajan con él tienen alguna queja contra alguien, ahí están los jueces y
los juzgados: que reclamen ante las autoridades y que cada cual defienda sus
derechos. 39- Y si demandáis alguna otra cosa, trátese de ello en una asamblea
legal. 40- Con esto que hoy ha sucedido corremos el peligro de ser acusados de
agitadores, pues no hay razón que podamos alegar si se nos pregunta por la
causa de este alboroto.” 41- Dicho esto, disolvió la asamblea.
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