¿Alguna vez te han acusado de algo que no hiciste, porque no tenían información exacta? Eso duele. Esto es lo que pasa aquí. V 29 - Pensaban que Pablo había colado a un griego en el templo (Cosa que Pablo niega - 24:12-20). Nadie cuestiona la acusación y se procede con intenciones de matar a Pablo.
Pablo estaba preparado. En todos los lugares en este último viaje había escuchado mensajes proféticos de que iba a caer preso en Jerusalén (20:23). Al final, en Cesarea (v 11) le presentan una solución sencilla: "Pablo, no vayas a Jerusalén". Pero la advertencia profética no era para que esquivara el problema, sino que Dios le estaba preparando como había pasado en otras ocasiones. Sus amigos lo reconocen y en vez de seguir diciendo "no vayas", dicen, "que se haga la voluntad del Señor".
Desde el día de su conversión Pablo estaba preparado. Él sabía por su propia actuación contra los cristianos lo que era el odio que albergaban los líderes judíos hacia Jesúsy hacia los cristianos. El mensaje doble de parte de Dios cuando se convirtió era, "Tú eres un instrumento escogido" y "Vas a sufrir mucho" (Hechos 9:15-16).
Jesús dijo que los hombres prefieren las tinieblas a la luz (Juan 3:19). Pero no por eso hemos de dejar de ser luz.
6. Prisión de Pablo y viaje a Roma
Viaje de Pablo a Jerusalén
21:1- Después de dejar a los hermanos, nos embarcamos
para ir directamente a Cos. Al día siguiente llegamos a Rodas y de allí fuimos
a Pátara. 2- En Pátara encontramos un barco que iba a Fenicia, y en él nos
embarcamos. 3- Al pasar vimos la isla de Chipre, pero dejándola a nuestra
izquierda navegamos a Siria y llegamos a Tiro, donde el barco tenía que
descargar. 4- Encontramos allí a los creyentes, y nos quedamos siete días en su
compañía. Ellos, advertidos por el Espíritu, dijeron a Pablo que no debía ir a
Jerusalén; 5- pero pasados los siete días, partimos. Todos, con sus mujeres y
niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. En la playa nos
arrodillamos y oramos; 6- luego nos despedimos y subimos al barco mientras
ellos regresaban a sus casas. 7- Terminamos nuestro viaje por mar yendo de Tiro
a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos. 8-
Salimos al día siguiente y llegamos a Cesarea. Aquí visitamos en su casa a
Felipe el evangelista, uno de los siete ayudantes de los apóstoles, y nos
quedamos en su casa. 9- Felipe tenía cuatro hijas solteras que eran profetisas.
10- Hacía varios días que estábamos allí, cuando vino de Judea un profeta
llamado Agabo. 11- Este vino a vernos, tomó el cinturón de Pablo, se ató con él
las manos y los pies y dijo:
–El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos
atarán así al dueño de este cinturón, y le entregarán en manos de los
extranjeros. 12- Al oir esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no
fuera a Jerusalén; 13- pero Pablo contestó:
–¿Por qué lloráis y me entristecéis? Estoy dispuesto, no
solamente a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor
Jesús. 14- Como no pudimos convencerle, le dejamos, diciendo:
–Que se haga la voluntad del Señor. 15- Después de esto
nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén. 16- Algunos creyentes de Cesarea nos
acompañaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente
desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.
Pablo visita a Santiago
17- Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos
recibieron con alegría. 18- Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar
a Santiago, y a esta reunión acudieron también todos los ancianos. 19- Pablo
los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por
medio de él entre los no judíos. 20- Ellos, al oirlo, alabaron a Dios y dijeron
a Pablo:
–Bueno, hermano, ya ves que entre los judíos hay muchos
miles que han creído, y todos insisten en que es necesario seguir la ley de
Moisés. 21- Les han informado que tú enseñas a los judíos residentes en el
extranjero a no hacer caso de lo dispuesto por Moisés, y que les dices que no
deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres. 22- ¿Qué hay de
eso? Pues, sin duda, la gente va a saber que has venido. 23- Lo mejor que
puedes hacer es esto: Aquí, entre nosotros, hay cuatro hombres que han de
cumplir una promesa. 24- Llévalos contigo, purifícate juntamente con ellos y
paga sus gastos, para que puedan hacerse cortar el cabello. Así todos verán que
no es cierto lo que se dice de ti, sino que, al contrario, tú también cumples
la ley. 25- En cuanto a los no judíos que se han hecho creyentes, ya les hemos
escrito nuestra decisión: no deben comer carne que haya sido sacrificada a los
ídolos, ni sangre, ni carne de animales ahogados, y deben evitar toda
inmoralidad sexual.
Pablo es arrestado en el templo
26- Entonces Pablo
se llevó a los cuatro hombres, y al día siguiente se purificó juntamente con
ellos; luego entró en el templo para fijar el término de los días en que había
de cumplirse la promesa, es decir, el momento en el que cada uno de ellos
tendría que presentar su ofrenda. 27- A punto de cumplirse los siete días, unos
judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo y alborotaron a la
gente. Se lanzaron contra Pablo 28- gritando:
–¡Israelitas, ayudadnos! Este es el hombre que anda por
todas partes enseñando a la gente cosas que van contra nuestro pueblo, contra
la ley de Moisés y contra este lugar. Además ha metido ahora en el templo a
unos griegos, profanando este lugar santo. 29- Decían esto porque antes le
habían visto en la ciudad en compañía de Trófimo de Éfeso, y pensaban que Pablo
lo había introducido en el templo. 30- Toda la ciudad se alborotó y la gente
llegó corriendo. Agarraron a Pablo y lo arrastraron fuera del templo, cerrando
inmediatamente las puertas. 31- Estaban a punto de matarlo, cuando al
comandante del batallón romano le llegó la noticia de que toda la ciudad de
Jerusalén se había alborotado. 32- El comandante reunió a sus soldados y
centuriones, y fue corriendo a donde estaba la gente. Cuando vieron al
comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33- Entonces el
comandante se acercó, detuvo a Pablo y mandó que lo sujetaran con dos cadenas.
Después preguntó quién era y qué había hecho, 34- pero unos gritaban una cosa y
otros otra, y como el comandante no lograba aclarar nada a causa del ruido,
ordenó que lo llevaran al cuartel. 35- Al llegar a la escalinata, los soldados
tuvieron que llevar en volandas a Pablo, debido a la violencia de la gente, 36-
porque todos iban detrás, gritando: “¡Muera!”
Discurso de Pablo ante el pueblo
37- Cuando ya estaban a punto de meterle en el cuartel,
Pablo preguntó al comandante del batallón:
–¿Puedo hablar contigo un momento?
El comandante le contestó:
–¿Sabes hablar griego? 38- Entonces, ¿no eres tú aquel
egipcio que hace algún tiempo organizó una rebelión y se echó al desierto con
cuatro mil guerrilleros? 39- Pablo le dijo:
–Yo soy judío, natural de Tarso de Cilicia, ciudadano de
una población importante. Pero, por favor, permíteme hablar a la gente. 40- El
comandante le dio permiso, y Pablo, de pie en lo alto de la escalinata, con la
mano pidió que la gente se callase. Cuando se hizo el silencio, les habló en
hebreo diciendo:
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