domingo, 10 de junio de 2012

Preocupación de un anciano


Aperitivo                      2 Juan 4-7
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Cuando Juan el anciano escribe a la señora elegida y a sus hijos, se entiende generalmente que la destinataria sería una iglesia. Juan probablemente era el apóstol que más años vivió, pasando de los 90 y viviendo en la ciudad de Éfeso. Esta iglesia podría ser una de las que surgieron en esa zona.

Le vemos a Juan preocupado por el bienestar de sus “hijos” y en este caso los “hijos” de la “señora elegida”. Los temas aquí son similares a algunas de las cosas tratadas en 1 Juan. ¿Por qué ese énfasis en el peligro del anticristo (v 7)? Para Juan, este personaje, no es que vaya a aparecer en un escenario apocalíptico futuro, sino que se encuentra actuando ya. Quien hace esto es el engañador y el anticristo. Su ataque contra la iglesia consiste “simplemente” en decir que Jesucristo no vino en carne. Como hemos visto, esto significaría que no tenemos un Salvador.

Cuando alguien se transforma en enemigo de Cristo no podemos andar con medias tintas. Se hace una clara división. Los que han pasado por la iglesia para luego tergiversar la enseñanza no tienen lugar en nuestras casas.

Dicen que en una ocasión Juan y algunos de sus discípulos entraron en un baño público de Éfeso. Allí vieron a Cerinto, principal maestro del gnosticismo, que enseñaba que todo lo físico es malo. Salió Juan corriendo diciendo, “huyamos, que hasta este edificio podría caer al estar dentro ese enemigo de la verdad.”

A Juan, el discípulo del amor, le vemos aquí como una osa defendiendo a sus cachorros. No quedan apóstoles. Lo que va a perdurar son estas palabras de su pluma, inspiradas por el Espíritu de Dios. Es esencial que avise de los peligros.

¿Soy tolerante con lo que Dios no tolera?

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