lunes, 11 de junio de 2012

Una carta de ánimo


Aperitivo                      3 Juan 5-8
Menú completo           3 Juan

Un día se levanta Gayo y se da cuenta que hoy no va a ser un buen día. Su salud no se ha recuperado, y los negocios tampoco van muy bien. Encima, llegan un grupo de desconocidos que dicen venir de su amigo Juan y necesitan hospedaje. Por lo menos el tener noticias de Juan le anima un poco. Y ¿qué es esto? Le entregan un pergamino escrito a mano y, si, es la letra de Juan. Todas las demás cosas pueden esperar. A ver qué dice este anciano amigo fiel. ¡Con qué alegría se acuerda Gayo de aquellas conversaciones con Juan, y cómo escuchaba sus explicaciones acerca de Jesucristo.

¡Anda! Juan se interesa por su negocio y por su salud. Y sobre todo Juan se alegra de que Gayo se mantenga fiel al Señor. Y las visitas que han llegado, son auténticos siervos de Dios. Será un honor ayudarles en lo que él puede.

También hay noticias de dos hombres a los que Gayo conoce. “Efectivamente, Diótrefes es así. Lo que más le interesa es llevar la voz cantante. Ha hecho de la iglesia su feudo particular. ¡Cómo debe estar sufriendo Juan, al sentirse rechazado! Y el buenazo de Demetrio. A ver qué puedo hacer para animarle.”
“¡Y qué noticia más buena– Juan va a pasar por aquí. Si a él le produce alegría, a mí más.”

Si Juan hubiese decidido que estaba demasiado ocupado para escribir, Gayo no habría recibido esa carta de ánimo y nosotros no tendríamos este modelo de auténtica amistad. Es un ejemplo para nosotros. Tenemos el ministerio de animar a los demás también. No vale decir que Juan es un apóstol y eso es su trabajo. Porque el amor unos para otros no se limita a los apóstoles.

¿A quién puedo escribir o llamar hoy?

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