Vitaminas (Lectura mínima) 2
de Corintios 1:3-11
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Corintios 1
¿Cuántos problemas hacen falta para que 2 amigos dejen de
ser amigos? ¿Y para que dos hermanos dejen de ser hermanos? Entre cristianos lo
que nos une es el Señor. Cuando él deja de ser nuestro Señor, entonces tenemos
motivos de dejar de ser compañeros de batalla. ¿No te extraña que después de tantos motivos de echarles la
bronca como ha tenido en 1 Corintios, ahora Pablo les trata con tanta
camaradería? Los llama “compañeros en las aflicciones y también en la
consolación” (v 7).
A lo mejor si nosotros nos encontramos con gente tan desleal
y tan voluble, decimos, “Yo sigo adelante y que éstos me alcancen cuando
puedan.” Pero Pablo tiene un motivo muy personal por no perder la paciencia con
esos creyentes que no quieren crecer. El sabe que hay personas allí que están
orando por él. Y se encuentra en una situación excepcionalmente peligrosa (v
8). ¿Qué papel juegan entonces esos niños de Corinto? Son los compañeros de
oración de Pablo, de los que depende su liberación (v 11). Si por despreciar a
alguien o considerarme superior yo rechazo su ayuda, el que pierde soy yo.
Tú y yo somos
compañeros. Intercedamos el uno por el otro y fortalezcamos los lazos.
¿Qué estoy haciendo para mantener mis lazos con mis hermanos?
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