Vitaminas Apocalipsis 22:11-21
Menú completo Apocalipsis 22
Hay muchas reacciones ante la garantía de que Jesús vuelve. Hay burladores (2 Pedro 3:3). Yo de pequeño sentía miedo hasta asegurarme de que estaba entre los que seguían a Jesús. A mi suegra no le gustaba salir sin hacer las camas por si viniese el Señor y los vecinos viesen el desorden en la casa. Los últimos versículos de la Biblia indican cuál ha de ser nuestra actitud. Somos la novia cuyo prometido sigue en el frente. Aunque hay contacto a distancia, todo nuestro ser está deseando que vuelva. Cuando gritamos, “Ven, Señor Jesús”, estamos expresando el resumen de todas nuestras oraciones. Él es digno de reinar y decimos, “venga tu reino”.
En este última escena vemos un cambio en el trato de Dios con la humanidad. Es algo terrible (v 11). Desde tiempos de Caín, Dios viene diciendo, te doy la oportunidad de enmendar tu camino. Ahora dice, Queda como estás. Como para congelarnos la sangre. Gracias a Dios que nosotros y nuestros amigos estamos todavía en el tiempo cuando Dios dice, “Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.”
Cuando Eva y Adán pecaron en el Edén, Dios tomó medidas para que no comiesen del árbol del la vida (Gén 3:22) y viviesen para siempre. Ya no hay motivo de mantener vedado ese fruto. Podemos comer. Podemos entrar en la ciudad. Si alguien tiene un concepto de un Dios cruel, que lea el Apocalipsis. LO ÚNICO QUE DIOS QUIERE ES NUESTRO BIEN. ¡Dios es amor! Lleva miles de años rectificando nuestros errores, pagando el máximo precio, con el fin de ¿qué? ¿Sólo para restaurarnos al estado que teníamos antes de Adán? No, el amor de Dios es tan enorme que ahora nuestra condición es superior a la de Adán.
Señor, ¿cómo es que me amaste tanto?
No habrá más noche, ni lágrimas. Guardemos esta escena como aliciente para todo lo que hacemos ahora en la tierra. Y también la advertencia, ¡Vengo pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario