domingo, 26 de junio de 2011

Escapar

Vitaminas (Lectura mínima)     Apocalipsis 18:1-4
Menú completo                       Apocalipsis 18
    ¿Quién es el responsable de la sangre derramada de todos los profetas (Lucas 11:49)? Jesús se está dirigiendo a los líderes religiosos. En el Apocalipsis (18:24) se encuentra a Babilonia culpable de la sangre de los profetas y de los santos mártires. Es decir, que los que mataron también a Jesús están incluidos en esta ciudad/mujer sentada sobre la bestia. No olvidemos que se trata de la religión establecida por Dios. ¿Cómo han podido pasar a la traición, de templo del Espíritu Santo a habitación de demonios (v 2)? Este capítulo nos da algunas pistas. La fornicación (v3) se refiere a alianzas con el poder terrenal en vez de la dependencia del Dios eterno. Recordemos que la mujer acaba sentada sobre la bestia. Siempre es peligroso cuando la iglesia pretende tener poder aparte del que da Dios.
    Cuando vemos que esto sucede, hay unas instrucciones sencillas pero que hay que entender bien. “Salid de ella, pueblo mío” (v 4). Aunque se trata de instrucciones especialmente para los últimos tiempos, sin embargo tienen validez en todo momento de la historia de la iglesia. De hecho se han visto continuamente salidas, protestas (así llegaron a llamarse algunos “protestantes”) cuando la “iglesia” se estaba haciendo poderosa o rica.
    ¿A dónde hay que escapar? ¡A una renovación de la lealtad con Jesús y su Palabra! Esto implica que tendremos compasión de los que siguen atrapados. Mantendremos una estrecha relación con todos los que siguen a Jesús.
    Nuestro mejor ejemplo de cómo “salir” es la forma en que Jesús y sus discípulos reaccionaron a las jugadas políticas de la clase gobernante de los judíos. 1–Formar una nueva y pura sociedad (Mateo 5-7). 2–Reconocer la autoridad de los fariseos (Mt 23:2). 3–Mantener la denuncia del mal que observaban (Mt 23:4). 4–Estar dispuestos a sufrir y morir.

¿Acepto que Dios sea mi única protección?

Hay una clara instrucción para guardar: “No participéis de sus pecados” (v 4). No hagamos las cosas porque todo el mundo lo hace.

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