martes, 26 de abril de 2011

Mira quién habla

Aperitivo (Lectura mínima)   Hebreos 2:1-3
Menú completo                    Hebreos 1 y 2

    Unos vecinos de nuestro bloque empezaron a asistir a los cultos que se celebraban en diferentes casas. Se llevaron una buena impresión de los creyentes y sobre todo les tocó el mensaje del evangelio. Decidieron entregar su vida a Cristo y se bautizaron. Iban creciendo en la fe, hasta que nació un niño nuevo. Puedes imaginar la lucha que sostuvieron ante la enorme fuerza de la tradición, para que el niño fuera bautizado, aunque ellos mismos estaban convencidos de que el bautismo es para creyentes. Al final, no sólo cedieron ante la presión que ejercían los abuelos, sino que nos escribieron una carta en la que decían que dejaban la Iglesia Evangélica.
    Cuando leemos, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos  (2:1), vemos la gran preocupación del autor de Hebreos, de que nos mantengamos en la fe. Habla de la posibilidad de recaer (6:6). Existe el peligro de perder la recompensa (10:35). Uno de los temas claves es la importancia de la paciencia, o el aguante ante las dificultades.
    Hebreos nos anima. Nos habla de los grandes privilegios que tenemos en Cristo. Dios ha hablado en muchas maneras (1:1) pero su palabra final es el mensaje de Cristo. Es interesante estudiar este libro buscando las formas de la palabra hablar o decir o palabra. En medio de muchas voces que se puede oír, tenemos que afinar el oído hacia la voz de Dios.
    Puede que sintamos mucha presión externa para conformarnos más a la sociedad que nos rodea. Hay una tentación continua, que en ocasiones resulta casi irresistible. En pueblos pequeños la gente nos marca como personas raras. En las ciudades hay una poderosa corriente que lleva a la mayoría. Pero tenemos un poder especial, que se explica en Hebreos 2:18.

¿Conozco el poder que viene de la voz de Dios?

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