lunes, 7 de febrero de 2011

Dios no es deudor

Vitaminas (Lectura mínima) Romanos 4:1-8
Menú completo Romanos 4
Si cobras la nómina por quincenas, entonces hasta que esa cantidad está en tu poder te lo debe el patrón. Lógico. A tu empresa no le debes nada, sino al contrario. No se te paga hasta que está realizado el trabajo. Algunos piensan que Dios es como el jefe. Nosotros vamos cumpliendo, haciendo buenas obras, hasta el momento de cobrar. Así Dios resulta nuestro deudor, de modo que nos tiene que premiar. Toda esta forma de pensar está basada en la idea de que no hay nada gratis en esta vida.
Nos equivocamos grandemente cuando pensamos que Dios se parece a nosotros. Porque sí hay algo gratis. Algo que jamás podrías comprar aunque estuvieses ahorrando durante mil vidas. Para entender lo que es, hay que entender cómo es Dios. Cuando decimos que Dios es justo se entiende que no comete ni admite la más mínima infracción. No hay forma de borrar nuestra maldad. Nos falta una cosa, la justicia, no la que nosotros podamos fabricar, sino la perfecta, que no consigue ningún ser humano.
Hay un texto de enorme importancia que dice que “al que no trabaja, sino cree en aquel que justifica al pecador, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5). ¡Qué emoción! Esto fue el secreto de Abraham (v 3) y de David (v 6). En este corto capítulo encontramos la palabra justicia ocho veces. Es algo que Dios pone a nuestra cuenta por los méritos de Jesús. Nada de lo que podamos hacer, ni obras ni el rito de circuncisión que practicaban los judíos, puede producir esta justicia. Es un regalo. Se recibe creyendo. Luego somos deudores para canalizar la gracia de Dios a los demás. Naturalmente alguien preguntará, ¿Entonces hacemos lo que nos da la gana? Pablo va a tratar esa pregunta pero eso viene más adelante.

¿Por fin entiendo que Dios sólo regala?

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