Vitaminas (Lectura mínima) Lucas 23:1-5
Menú completo Lucas 23:1-25
Con la muerte de Jesús no sólo se anula la necesidad de ofrecer sacrificios. También se instaura el nuevo pacto con la formación de un nuevo pueblo. Con el antiguo pacto introducido por Moisés se estableció el pueblo de Israel; con el nuevo, la Iglesia de Jesucristo, compuesta de gentes de todas las razas.
Dios no rechaza a Israel como pueblo pero vemos aquí como ellos rechazan a su Señor. “A lo suyo vino” dice Juan en el 1:11 “y los suyos no le recibieron”. ¿Quiénes son “ellos”, los de Lucas 23:1? ¿Quiénes son en concreto los que acusan a Jesús delante de Pilato? El 23:66 nos dice que son los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas. Es decir, los de más alto rango social, religioso y jurídico. Son los auténticos representantes del pueblo judío. Su intención es eliminar una grave amenaza, el carpintero de Galilea que mediante su mensaje de libertad y perdón ofrece nueva esperanza al pueblo. Pero para ellos es una pérdida de poder.
Como en “El Hereje” de Delibes, la forma de quitar amenazas es quitar personas. Ya ni les importan los divinos mandamientos como “No dirás falso testimonio.” Por eso pierden la autoridad que tenían de parte de Dios.
El gran perdedor no es Jesús sino el mismo pueblo representado por estas autoridades. Ni Pilato con sus intentos de escurrir el bulto se encuentra capaz de frenar su furia.
¿Es posible que este espíritu agresivo tapado por una fachada religiosa no se haya perdido cuando fue abolida la inquisición en España en 1834? Los agresores siempre son los perdedores. Estemos dispuestos a perder todo menos nuestra relación con Dios.
¿Cómo reacciono ante una supuesta amenaza?
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