sábado, 6 de febrero de 2010


Un hombre lleno
    Lucas el historiador es un hombre de detalle, y escribe después de investigar con diligencia las cosas desde su origen (Lucas 1:3). Nos ha dado varias veces ya en el libro de Hechos los datos del crecimiento de la iglesia: tres mil; cinco mil; y ahora crecía el número de discípulos (Hechos 6:1) y otra vez, el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén (v 7).
    Con tanto crecimiento la administración se complica. Pero hay buenas soluciones. De los que son nombrados para solucionar el problema de la distribución, que tenían que ser hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría (v 3), destaca Esteban, del que se especifica que es lleno de fe (v 5) y lleno de gracia y de poder (v 8).
    Los que se le hacen la oposición no son gente de Jerusalén, sino un grupo de inmigrantes fanáticos (v 9). Sus métodos reflejan los de sus superiores los saduceos. Para ellos el fin justifica los medios. Su objetivo es eliminar a los cristianos. Después de un debate público se dan cuenta que el único camino que se les ofrece es el de la prepotencia y la falsedad. Lo hacen mediante el soborno (v 11). Dicen ser seguidores de Moisés quien prohibió el falso testimonio. Su Dios es el Dios de los que andan en integridad y hacen justicia y no calumnian (Salmo 15). Y sin embargo, su práctica no es así. Tristemente, es posible también que los que se llaman seguidores de Jesús, en vez de gracia estén llenos de ansias de poder.
¿Quién es mi modelo, Esteban o sus contrincantes?

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